«Sin guerras ni tensiones». Bajo este lema, el presidente de la Corporación Alba (principal accionista de ACS), Carlos March, desea que se consume cuanto antes la ansiada fusión entre Unión Fenosa e Iberdrola. Un matrimonio al que aspira la constructora presidida por Florentino Pérez, pero que no tiene demasiado claro su homólogo en la eléctrica, Ignacio Sánchez Galán.
Carlos March está dispuesto a ejercer de padrino en el enlace de dos compañías que tienen, desde el pasado otoño, un accionista común: ACS. «El tiempo dirá. Nos gustaría que hubiese una fusión, lo que ocurre es que la operación es difícil, compleja... hay muchos intereses en juego, opiniones dispares, dificultades. Es complicado que en el corto plazo se produzca esa operación», aseguró ayer el banquero en Madrid.
ACS se ha hecho con un poder sin precedentes en dos empresas competidoras, lo que amenaza con deteriorar la relación entre Florentino Pérez e Ignacio Sánchez Galán. El ejecutivo salmantino se está planteando recurrir la reciente decisión de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), que acaba de conceder a la constructora importantes derechos políticos en el grupo energético con sede en Bilbao. Además, en la actualidad, Sánchez Galán está volcado en la absorción de Scottish Power y prefiere no hablar de fusiones dentro de España hasta que el Gobierno ofrezca garantías.
Doble presencia
El problema es que tanto ACS como la familia March tienen muy claro que la doble presencia de la constructora es motivo más que suficiente para impulsar la unión entre las dos eléctricas. Y, a su juicio, lo normal es que Sánchez Galán facilitara las cosas. En estos momentos, el grupo liderado por Pérez controla el 40,5% de Unión Fenosa y el 12,3% de Iberdrola.
Ayer, March eludió entrar en polémicas, y se limitó a calificar de «estratégica, razonable y suficiente» la participación de ACS en Iberdrola. Dijo sentirse «relativamente tranquilo» con la inversión, y se apresuró a lanzar un mensaje tranquilizador al equipo de Sánchez Galán. «No hemos hecho nunca operaciones de guerras y de hostilidades. Siempre hemos entrado por las buenas y no por las malas. Esperemos que esto ocurra así, como en el pasado», aseveró March, durante la presentación de resultados de la Banca March en 2006. El grupo ganó 566,6 millones de euros el pasado ejercicio, lo que supuso un crecimiento del 90%, principalmente, por los dividendos obtenidos con sus empresas participadas (348,2 millones, un 139% más).
March, que celebró que La Caixa copie su modelo al pretender sacar a Bolsa su holding industrial, dijo «estar convencido» de que Iberdrola es una gran empresa «con posibilidades de desarrollo a futuro». También hizo una defensa a ultranza de la estrategia de ACS, tras haber salido de las actividades inmobiliarias -venta de Urbis- para concentrarse en obra pública y en otros servicios como el energético.
La visión y las perspectivas del banquero son idénticas a las de Florentino Pérez. El constructor madrileño, casi a la misma hora que su principal accionista, declaró a la prensa su apoyo absoluto a Iberdrola. ACS no sólo no planteará obstáculos a la operación impulsada por Sánchez Galán, a pesar de que supone un claro freno a la fusión con Unión Fenosa. Pérez fue más allá y aseguró que apoyará todas las decisiones estratégicas que plantee el ejecutivo salmantino.
Respaldo
«Es una operación [la compra de Scottish] que tiene todo nuestro cariño y que vamos a apoyar», señaló Pérez durante la presentación ante analistas de los resultados de su empresa. «Lo que es bueno para Iberdrola es bueno para ACS», añadió.
Ayer, la eléctrica dio un paso más hacia la absorción del grupo británico. El consejo de administración fijó la fecha de la Junta General de Accionistas que debe aprobar la millonaria ampliación de capital, con la que la eléctrica ejecutará la compra del grupo británico.
El próximo jueves 29 de marzo de 2007, el consejo que preside Ignacio Sánchez Galán propondrá a la Junta un aumento del capital social de hasta 8.625 millones de euros. Esta ampliación, que «se efectuará mediante aportaciones no dinerarias consistentes en acciones de esta compañía, se convertirá en la mayor realizada en toda la historia por una empresa española», destacó ayer Iberdrola en un comunicado. También es la segunda mayor transacción económica llevada a cabo por una empresa industrial española en el exterior, tras la compra de O2 por parte de Telefónica.
Para acometer la operación, la eléctrica también realizará un split de acciones, que reducirá el valor nominal de cada título de tres euros a 0,75 euros. «Con este desdoblamiento, que se ejecutará una vez culminada la operación de Scottish Power, se multiplicará el número de acciones en circulación por cuatro pero no se modificará la cifra de capital social», precisó Iberdrola.