Esperemos que, en este caso, los minoristas hayan hecho caso de los avisos de los analistas fundamentales, que, en este metrovacesa, no se han dejado llevar por el mercado y se han mantenido muy firmes en sus recomendaciones de infraponderar o vender la inmobiliaria: la conclusión de que estaba altamente sobrevalorada era muy evidente, y pocos eran los analistas que la consideraban por encima de 70 euros.

De hecho, el disparatado precio alcanzado por Metrovacesa en Bolsa tiene una dimensión muy distinta de la que pudiera tener la burbuja inmobiliaria o de la burbuja de las empresas inmobiliarias en Bolsa. Prueba de ello es que las demás inmobiliarias no han corregido en exceso estas dos últimas sesiones, aunque sólo fuera por algo de efecto contagio y a pesar de que, aunque no tanto, también parecen sobrevaloradas tras el rally de los últimos meses.

Las razones de este desbarajuste entre valor y precio han sido muy particulares, fruto de una combinación entre un escasísimo capital en libre circulación en el mercado bursátil y la lucha por el control de la compañía entre dos grupos que ahora se repartirán el pastel a la vista de unos minoritarios que no supieron vender a tiempo sus acciones a pesar de los avisos.

Porque, en este caso, no podrán alegar falta de información. Para un minoritario que no estuviera al tanto, la mejor lección del metrovacesazo es que quizás no debería invertir en Bolsa directamente (mejor a través de fondos), donde ya se sabe a cada minuto nace un incauto.

Salvador Mas es director general de Openfinance.