CAYETANO GONZALEZ
Después del atentado de ETA en la T-4, el presidente del Gobierno se sumió en un profundo, prudente y comprensible silencio sobre sus planes respecto al mal llamado proceso de paz. Silencio que sólo fue alterado por el bronco debate que mantuvo con Rajoy en el Congreso el 15 de enero, que, por otra parte, únicamente sirvió para escenificar la sima que separa a los dos grandes partidos nacionales en la lucha antiterrorista. Por eso había cierta expectación ante lo que pudiera decir Zapatero el pasado domingo en su primera aparición pública en el País Vasco tras el atentado.
El presidente volvió a repetir algunas de las frases y lugares comunes a los que es tan dado, que ya utilizaba incluso antes de que ETA anunciara en marzo su «alto el fuego permanente». Por ejemplo: «Mantengo intacta mi determinación por alcanzar la paz»; o «para hablar de paz hay que olvidar para siempre la violencia»; o esta otra: «El futuro de esta tierra debe ser un acuerdo plural entre partidos y decidido por los ciudadanos». Es decir, frases que valen para un roto y para un descosido.
A Zapatero, cuando se refiere a la situación del País Vasco, le cuesta muchísimo pronunciar la palabra libertad. Siempre habla de paz, pero él debería saber que el gran problema es la falta de libertad, y que una paz que no la traiga no será auténtica ni verdadera. ¿Por qué Zapatero no habla nunca de la falta de libertad? Mi opinión es que es consecuencia del desconocimiento que tiene de lo que ha pasado en el País Vasco en los últimos 30 años, del clima asfixiante en el que han vivido los no nacionalistas debido a la violencia de ETA, a la impunidad de Batasuna y al nacionalismo obligatorio impuesto por el PNV.
Esa ignorancia presidencial se pone también de manifiesto cuando habla de que el futuro de esa tierra debe ser «un acuerdo plural entre partidos y decidido por los ciudadanos». ¿Qué piensa Zapatero que fue y que es el Estatuto de Gernika? ¿Quiere decirnos que porque los nacionalistas lo den por enterrado los socialistas también? ¿Sabe Zapatero que el Estatuto fue un gran punto de encuentro entre nacionalistas y no nacionalistas que contó con un respaldo mayoritario de la sociedad vasca, al contrario de lo que ha pasado con el andaluz? ¿Está dispuesto a seguir satisfaciendo las ansias del nacionalismo y de ETA, que sólo se verán colmadas cuando se reconozca el derecho de autodeterminación y la unidad territorial de lo que ellos llaman Euskal Herria?
Con un presidente que, a pesar del brutal atentado, sigue buscando la vía del apaciguamiento y de la negociación política con ETA; con un presidente que no quiere recomponer el consenso en la política antiterrorista con el PP, sino que prefiere el acuerdo con los que coinciden en los fines con ETA y nunca han hecho nada para acabar con la banda; con un presidente que sigue sin escuchar la voz de las víctimas; con un presidente que consiente que su partido en el País Vasco se muestre fuerte con los débiles (PP) y débil con los fuertes (Batasuna); con un presidente que desconoce que el problema de fondo del País Vasco es la falta de libertad, sus palabras referidas a la esperanza de paz suenan huecas y vacías, porque de un presidente se espera algo más.
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