Miércoles, 21 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6275.
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 MADRID
Precampaña
Keynes, la M-30 y la parálisis
El candidato del PSOE a alcalde, Miguel Sebastián, se somete a las preguntas de un club de empresarios, previa crítica al alcalde
ISABEL LONGHI-BRACAGLIA

De qué hablaría cualquiera ante un auditorio de empresarios? De economía, de números, de cuentas, claro. Pero si el ponente es candidato a alcalde, que es el caso, desliza de paso entre las sumas y restas la crítica a su principal rival, que siempre anima el discurso. Obvio en días de precampaña en los que el aludido, Miguel Sebastián, parece haber empezado a soltarse y a afilarse ante la cercanía de la cita con las urnas. El resultado: Keynes, la M-30, la parálisis, el español, los turistas, un libro sobre los socialistas del siglo XIX... Revuelto y por partes.

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La convocatoria le era propicia por formación (el alcaldable del PSOE es economista) y no por afinidad ideológica, dados los ¿prejuicios? que inclinan al sector empresarial hacia la derecha (mucho alto ejecutivo en la sala). «Asume riesgos al venir y le agradecemos la valentía», celebraba ayer el anfitrión, Alvaro Ramírez, presidente del Club Nexo, organizador del encuentro. El reto para el político: presentar su programa y someterse a las preguntas de los empresarios.

Todo eso en teoría y sólo en una parte de la práctica. La batalla electoral manda y Sebastián empezaba por aprovechar el micrófono para, «antes de nada», responder a las palabras de Alberto Ruiz-Gallardón sobre la parálisis de España que el actual alcalde había reprochado la víspera en Barcelona. «Parálisis la que hay en Madrid, de eso debería preocuparse Ruiz-Gallardón y no de las florituras políticas que no le competen», arrancaba el candidato socialista, «hay parálisis en la concesión de licencias, en atención social, en escuelas infantiles, en movilidad, en la reducción de la contaminación, en la calidad de vida».

Y el auditorio, con varias decenas de empresas potentes representadas, a la espera de palabras que tuvieran que ver con lo suyo. Pero el candidato... «superar la parálisis de Madrid pasa necesariamente por sustituir al alcalde». Y ahí surgió Keynes. O mejor dicho «el keynesianismo que se ha demostrado en retroceso y que Ruiz-Gallardón representa en estado puro». ¿? Explicación adicional para profanos de la teoría económica que, muy simplicado, defiende el endeudamiento a cambio de tiempo de disfrute del producto pagado a plazos: «Es como los antinflamatorios, si estás toda la vida tomándolos, acabas con tu cuerpo. Como Ruiz-Gallardón acabará con esta ciudad. Un keynesiano con tuneladora es peligroso». Discurso rodado por la M-30 en este punto para insistir en el ataque. «Es el alcalde milqui, el que presupuesta en 1.500 millones y termina pagando 5.000, una ruina».

Desahogado el candidato, tocaba satisfacer al respetable y le habló de economía, de propuestas sabidas que resumió para los ejecutivos: la rebaja del IBI en la periferia de la ciudad para favorecer la instalación de empresas, la reducción de los trámites para crear una empresa a un día (ahora sólo en trámites municipales se van 38), la implantación en 2009 de todas las gestiones que tengan que ver con el Ayuntamiento por Internet, de colaboración público- privada...

Calidad de vida y oportunidades, resumía Sebastián para convencer a los empresarios de las bondades de su programa, con la intención declarada de convertir Madrid en la capital del español. «Ruiz-Gallardón, que estuvo ayer en Barcelona, seguro que no sabe que es allí donde más acuden los extranjeros a aprender nuestro idioma», ironizó, antes de proclamar su decisión de favorecer el turismo idiomático con el uso de aulas y residencias durante el verano y de subvenciones a las familias de acogida.

No fue, sin embrago, lo que más interesó a los empresarios. En su turno de preguntas hubo quien defendió las obras de Gallardón, quien mostró preocupación por si Sebastián estaba más predispuesto a ser alcalde o ministro de Economía -«Aplicando el axioma de la preferencia revelada, quiero ser alcalde en 2007», respondió-, quien reclamaba servicios públicos en los nuevos barrios y hasta quien se «había jurado no preguntar» y no pudo resistirse: «¿Qué va a pasar con el estadio del Atllético?». «Haremos lo que sea mejor para Madrid, como siempre», respondió el candidato, a la sazón colchonero.

¿Qué no es economía?

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