Horas antes de que Mohamed ElBaradei, director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), mande a los miembros de la agencia su documento sobre el incumplimiento de Irán con la resolución de la ONU que exige la interrupción del enriquecimiento, la cara amable de Irán intentaba un último esfuerzo para evitar más sanciones. En la residencia de ElBaradei en Viena, Ali Lariyani, el negociador nuclear, recalcó su disponibilidad para tratar con europeos y estadounidenses.

«Hay ciertos grupos o países dispuestos a coaccionar a Irán, pero el dossier nuclear iraní no se puede resolver con la fuerza y la presión», dijo el portavoz iraní tras su encuentro con el egipcio. Lariyani repite que Irán puede dar «garantías» de los fines pacíficos de su programa nuclear, el mismo cuya existencia se ocultó durante dos décadas a los inspectores de la ONU. «Si hay preocupaciones sobre posibles desviaciones de las actividades de Irán en el futuro, no tenemos objeciones a ponerlas sobre la mesa de negociación... Daríamos todas las garantías de que nunca habrá ninguna desviación hacia las armas nucleares», aseguró el calmado iraní, que ya tiene fama de hábil y convincente entre los europeos.

Antes de visitar a ElBaradei, también se reunió con el ministro de Exteriores belga, Karel de Gucht, para repetirle que está deseoso de volver a hablar con Javier Solana, jefe de Política Exterior de la UE y mediador en esta crisis. «Lo importante es que se puede sacar un modelo para negociaciones constructivas y cuidadosas», comentó Lariyani tras ver a De Gucht, cuyo país se sienta este año en el Consejo de Seguridad. Con su sibilino estilo, el iraní convenció al belga, quien salió optimista del encuentro, aunque subrayó que Irán debe suspender el enriquecimiento, aunque sea de forma temporal.

El informe de ElBaradei se espera hoy, cuando vence el plazo para que recomiende si ampliar las sanciones aprobadas por el Consejo de Seguridad en diciembre, pero fuentes del OIEA explican a este diario que la publicación se podría retrasar a mañana por retoques de última hora. En cualquier caso, el director de la agencia es pesimista sobre las posibilidades de que Irán suspenda y predice, en una entrevista con el Financial Times, que, a este ritmo, el régimen será capaz de enriquecer a nivel industrial en seis meses o un año. Para él, sólo las negociaciones, y no las sanciones, lograrán un control internacional del programa iraní. ElBaradei propone una interrupción temporal y simultánea de las sanciones y del enriquecimiento para que Irán y EEUU se sienten a hablar, pero, de momento, ninguna de las partes ha aceptado su idea.

El presidente Mahmud Ahmadineyad insistió ayer en su mensaje nacionalista y repitió que no aceptará condiciones previas para negociar. «Si dicen que debemos cerrar nuestras instalaciones de producción de combustible para retomar las charlas, lo aceptamos, pero los que entren en conversaciones con nosotros tienen que cerrar sus instalaciones para hablar en igualdad de condiciones», dijo el líder iraní en un mitin. La Casa Blanca rehusó comentar la peculiar propuesta. «¿Creéis que es una oferta seria?», preguntó el portavoz Tony Snow a los reporteros en Washington.

El programa iraní no se encuentra en su mejor momento por mucho que Ahmadineyad consiga que la muchedumbre coree a favor de su derecho nuclear. Su principal proveedor, Rusia, ha suspendido la construcción de la central de Bushehr, en el suroeste de Irán, porque Teherán acumula una deuda de 70 millones de dólares.

El régimen aseguró el lunes que sus cuentas están en orden, pero la agencia rusa de la energía atómica, Rosatom, dejó ayer claro que los iraníes son morosos. «No hemos recibido pagos en febrero, y en enero sólo 5,1 millones de dólares de los 25 que nos debían», explicó Sergei Novikov, un portavoz del organismo. Según los rusos, Irán tiene dificultades para utilizar divisas -tanto dólares como euros- tras las sanciones de la ONU.