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| Si no somos corresponsables del pasado, tampoco tendremos derecho a reclamarnos legítimos propietarios del futuro (Fernando Savater) |
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| IMPRESIONES |
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| Cataluña encara por fin su gran problema: las infraestructuras |
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El tripartito que gobierna la Generalitat ha tardado más de tres años en darse cuenta de que se pueden mantener diferentes niveles de discusión política sin abandonar la imprescindible gestión del día a día. De hecho, el Estatut, con sus cuestiones nacionales y simbólicas, está en la cuerda floja en el Tribunal Constitucional.Sin embargo, los responsables políticos catalanes y españoles están demostrando en los últimos días que son capaces de ejercer una cierta realpolitik, de ocuparse de las cuestiones de interés general para Cataluña más allá de quién vaya a ejercer las competencias en el futuro o de las banderas que ondearán en las imprescindibles infraestructuras que necesita la economía catalana. Los sectores económicos hace años que advierten de la necesidad de preparar a la economía catalana para adoptar un nuevo modelo de crecimiento, agotado el viejo recurso de atraer inversiones de multinacionales a través de una mano de obra barata y poco reivindicativa. Cataluña, en general, y Barcelona en particular, son destinos particularmente atractivos no sólo para el sector terciario, sino para atraer centros de la más alta decisión de empresas multinacionales, simplemente porque sus directivos quieren instalarse en una ciudad moderna y que ofrece elevados niveles de calidad de vida. Sin embargo, es difícil tener éxito en esa misión con un aeropuerto de tercera como es El Prat en la actualidad o con un AVE que llegará a finales de este año con 15 años de retraso y sin conexión con Europa. El debate sobre El Prat ha conseguido, de momento, que la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, se comprometa a potenciarlo para que sea un nudo aeroportuario de vuelos transoceánicos.La cuestión ferroviaria es mucho más compleja.
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