Cientos de fragmentos de toscos cuencos de arcilla han sido la pista que ha llevado a un equipo de arqueólogos españoles hasta un fascinante descubrimiento: una de la ciudades más antiguas de la Historia, de hace unos 5.500 años, que surgió a orillas del río Éufrates, al este de Siria, y de la que nada se sabe.
El hallazgo, como a veces sucede en las investigaciones, fue imprevisto, casi al término de la campaña de excavaciones de 2006, en las que el objetivo fundamental habían sido las tumbas de una necrópolis bizantina. El trabajo se enmarcaba dentro del Proyecto Medio Éufrates Sirio que desarrolla la Universidade da Coruña en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Su ubicación: la provincia de Deir Ez-Zor, una de las regiones más ricas desde el punto de vista arqueológico en un país que ha sido un nudo de comunicaciones y civilizaciones desde los antecesores de los sumerios hasta nuestros días.
Por ello, al equipo español, dirigido por Juan Luis Moreno, de la universidad gallega, e Ignacio Márquez, del CSIC, les llamó la atención que hubiera una zona abandonada a unos 60 kilómetros: el Tall Humeada. «Sólo en la superficie han aparecido un gran número de fragmentos de cerámica que sitúan al yacimiento en el año 3.500 antes de Cristo, en la época de la civilización Uruk, en lo que hoy es Irak. Uruk es una de las ciudades más antiguas que se conocen, en la época de la primera escritura, de los primeros palacios y templos. Nadie en el mundo trabaja hoy en ese horizonte de entrada en la historia de la civilización», señalaba ayer un entusiasta Márquez.
Su objetivo, una vez que consigan los permisos, es meter la piqueta en Tall Humeada el próximo año. De momento especulan con que fue una colonia de Uruk, una ciudad-estado que constituyó una auténtica revolución urbana por lo que supuso de división del trabajo, dedicación a la metalurgia, construcciones complejas, etcétera. Además, en Uruk se han encontrado las primera tablillas de arcilla con pictogramas cuneiformes, un primer signo de escritura que esperan encontrar en Tall Humeada y se encargará de descifrar Márquez, experto en epigrafías antiguas.
De momento, tienen los cuencos de arcilla, que se modelaban introduciendo la pasta en un agujero en el suelo. Márquez cree que se utilizaban para alimentar a los obreros con pan de malta, una parte fundamental de la dieta de entonces, según se relata en el Cantar de Guilgamesh. Ello explicaría por qué hay tantos cuencos, una vez que la erosión causada por el viento del desierto los ha sacado a la luz.
Cuando el equipo español aterrizó en el verano de 2005 en la región, donde hoy trabajan más de 200 grupos internacionales, su objetivo era trabajar en la necrópolis bizantina de Tall As-sin. Fruto de su esfuerzo, a 50ºC de temperatura ambiente, fue la datación de más de 160 tumbas, la mayoría de familias que vivieron en el siglo VII. Casi todas estaban expoliadas y en algunas incluso tuvieron que echar a los chacales que tenían allí sus refugios. Pero también encontraron recintos funerarios en los que el ajuar estaba intacto: puntas de flecha, joyas sencillas y cerámicas.
Escasa financiación
Su convenio con el Gobierno sirio les permite trabajar allí cinco años -el próximo verano tienen previsto estudiar los orígenes de la agricultura-, pero ese plazo puede ampliarse, sobre todo ahora que se han tropezado con las ruinas de Tall Humeada.
Moreno reconocía ayer que para que el proyecto tenga éxito es importante que encuentren financiación suficiente. «A más medios, más posibilidades y objetivos más ambiciosos», argumentaba.
Las dos campañas de excavación desarrolladas hasta ahora han tenido que realizarlas con unos medios más que escasos: el Ministerio de Cultura les otorgó una ayuda de 8.000 euros para cada una, una cantidad que no alcanza ni para los billetes de avión de todos los desplazados. «Menos mal que la Fundación Aidi, de un sirio, nos facilita el alojamiento y nos paga un vehículo y el sueldo de los obreros», comentaba el investigador.
No obstante, los arqueólogos esperan que la situación mejore cuando comiencen a trabajar en Tall Humeada, bajo cuya colina, a unos 14 metros de profundidad, se esconde una misteriosa ciudad que existió a orillas del bíblico Éufrates y cayó en el olvido hace ya mucho tiempo.