BARCELONA 1
LIVERPOOL 2
Valdés
Belletti
Puyol
Márquez
Zambrotta
Motta
Xavi
Deco
Messi
Saviola
Ronaldinho
Cambios: Iniesta por Motta (min. 54)
Giuly por Xavi (min. 65)
Gudjohnsen por Saviola (min. 83)
s.c.
Reina
Finnan
Carragher
Agger
Arbeloa
Gerrard
Xabi Alonso
Sissoko
Riise
Bellamy
Kuyt
Cambios: Pennan por Bellamy (min. 80)
s.c.
Zenden por Sissoko (min. 84)
s.c.
Crouch por Kuyt (min. 94)
s.c.
Arbitro: Kyros Vassaras (Grecia)
Tarjetas amarillas: Agger, Kuyt, Belletti, Sissoko y Zambrotta.
Goles: 1-0: Deco (min. 14). 1-1: Bellamy (min. 43). 1-2: Riise (min. 74).
CAMP NOU. 93.641 ESPECTADORES.
BARCELONA.- Si algo debe preocupar de lo acontecido anoche en el Camp Nou, es la imagen de frustración e impotencia ofrecida por el Barcelona. Roto físicamente e incapaz de resolver el lúcido puzzle de Rafa Benítez, el equipo de Rijkaard acabó pagando dos errores infantiles para situarse a un paso de la eliminación de la Liga de Campeones. Ahora sólo le sirve vencer en la vuelta y marcar al menos dos tantos. Un panorama de lo más cruel para visitar la caldera de Anfield.
Benítez se había pasado jornadas completas pegado al televisor memorizando vídeos del Barcelona, y los resultados fueron más que evidentes. Retocó ligeramente su habitual 4-4-2 colocando al trotón Sissoko como acompañante de Xabi Alonso. Gerrard se escoró a la derecha, donde jugaría sin apenas oposición. Y en las bandas, Arbeloa y Finnan sujetarían con firmeza a Messi y Ronaldinho, respectivamente.
La excelente destreza táctica del preparador de Chamberí, que con el Valencia nunca salió derrotado del Camp Nou, acabó por desquiciar a los azulgrana, invisibles ante un Liverpool que supo explotar al máximo sus cualidades. Frank Rijkaard, mientras, volvía a quedar en evidencia ante una pizarra que le suele maltratar cuando le exige soluciones. Incapaz de manipular las tripas del encuentro, el holandés se estrelló una vez más contra un grupo capaz de defenderse con orden, y letal en los contragolpes.
En cualquier caso, la grandeza de los azulgrana no reside, ni mucho menos, en su esquema -inmutable las dos últimas temporadas y media-, sino en la genialidad y osadía de sus futbolistas. Por eso, en los únicos minutos del primer acto en que el Barcelona se olvidó de mantener la posición, logró desmelenarse para despedazar al Liverpool. Los de Rijkaard son felices cuando la anarquía se apodera del juego.
Por desgracia, el Barcelona sólo mostró su verdadera identidad durante 10 minutos, los que transcurrieron entre el 10 y el 20. El resto fue una pesadilla. En ese raquítico periodo de tiempo llegó a disparar hasta seis veces ante el aturdimiento del aplicado rival inglés. El gran apretón del Barcelona tuvo su punto culminante con la fenomenal jugada de Zambrotta desde el extremo zurdo que acabó con el triunfal testarazo de Deco .
El Barcelona volvió a poner el punto muerto en plena cuesta, y acabó cayendo al vacío. El centro del campo azulgrana, simplemente, no existió. La distancia entre Puyol y Saviola se hacía insalvable. Con Xavi y Deco perdidos entre la doble línea defensiva del Liverpool, las tres puntas de la lanza -Ronaldinho, Saviola y Messi- no hacían demasiado para buscar el desmarque. Futbolistas clavados como estacas sobre el césped. Por supuesto, Thiago Motta no iba a ser quien ofreciera vías de escape desde el mediocentro. En un arrebato de lo más cruyffista, Rijkaard había optado por rescatar al hispanobrasileño después de un mes en el anonimato. Y Motta, una vez más, no defraudó a su legión de críticos. Lo más curioso es que Rijkaard ya había echado mano del centrocampista en dos de los partidos más importantes de esta campaña, los choques ante el Chelsea y el Werder Bremen del Camp Nou. Incomprensible.
Tan plano y soso era el juego del Barcelona, que sus defensores acabaron tirándose a la bartola de lo aburridos que estaban. Nadie se preocupó de estorbar en una falta que el Liverpool botó con pillería. Gerrard, desde su particular oasis, centró a Bellamy -segundos antes Belletti ya había optado por no seguir al galés- y el remate del delantero acabó metiéndoselo dentro Valdés. Por si acaso, Kuyt remachó la jugada.
Rijkaard removió sus piezas durante el segundo tiempo, aunque los cambios sólo confundieron aún más a los suyos, definitivamente frustrados y abocados al desorden. Sacó el holandés del terreno de juego a Motta y Xavi ante su falta de protagonismo en la medular, y colocó a Iniesta y Giuly. Tampoco sirvió para nada.
A punto estuvo Valdés de conceder a los ingleses el segundo tanto, al recoger una cesión de Giuly. Enmendó el meta su error a tiro de Gerrard y Kuyt, inexplicablemente, remató fuera el centro posterior. Al final, fue Márquez el que volvió con la bolsa de caramelos. Un lamentable rechace del mexicano habilitó a Bellamy, y Riise, desde el punto de penalti, acabó de anudarle la soga al Barcelona.