Las cajas saben que aunque el PP y el Ejecutivo han sido capaces de pactar, en las últimas semanas, acuerdos trascendentales en materia económica, prefieren que se aplace a la próxima legislatura otro «ajuste fino» en la ley del sector. La recomendación responde a las escasas posibilidades que otorgan las instituciones a que se selle un pacto entre Gobierno y oposición para rebajar el peso de los políticos en los órganos de administración. Máxime cuando desean que esta medida alcance de lleno a los consejeros designados por las comunidades autónomas que son, en última instancia, las que preservan poderes de autorización de decisiones. Las entidades, por tanto, abogan por acabar con el conflicto de la doble supervisión, y pujan porque en la ley se den «estímulos» a la fusión entre cajas de distintas autonomías, un asunto del que es partidario el Banco de España.

La urgencia de los cambios, por tanto, es clave para el desenlace de la reforma, teniendo en cuenta que los partidos ya están preparando borradores sobre cómo debe ser la futura reglamentación para el funcionamiento de estas entidades.

Éstas no quieren, de momento, gastar sus cartuchos, pero, tras mantener contactos con las distintas formaciones, apuntan en qué dirección tendría que consensuarse el temido ajuste. Cambiar el sistema de elección de representantes o retocar la legislación sobre la emisión de las cuotas participativas -acciones pero sin derechos políticos- serían bien recibidas por el conjunto de cajas. Este intrumento con el que emitir títulos no está siendo utilizado por el sector, que considera demasiado «caro» pese a que le permitiría obtener financiación para afrontar sus proyectos de expansión.

Más crédito

Las cajas, en cualquier caso, cerraron en 2006 un ejercicio récord. El año pasado se anotaron un beneficio de 9.420 millones de euros, un 48% más, gracias a los atípicos obtenidos con la venta de participaciones industriales. Sin ese efecto, el resultado recurrente hubiese crecido sólo un 23%, según los datos facilitados ayer por la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA).

El negocio impulsó el beneficio del sector, por el fuerte crecimiento del crédito (un 27,9%) y de los recursos gestionados de clientes (un 25,3%). Las hipotecas, no obstante, fueron el gran motor de la primera de las partidas, tras haber experimentado un aumento del 28,8%. Las cajas confían en que habrá desaceleración inmobiliaria, a pesar de que el ritmo de construcción sigue siendo elevado. De hecho, señalan que la oferta de inmuebles supone un importante elemento de incertidumbre, ya que si no se ajusta a la demanda, podría producirse una corrección brusca de la vivienda. La cuota de mercado de las cajas en recursos ajenos se situó en el 48,72%, mientras que supuso el 56,95% del crédito hipotecario.

El consejo de la CECA, por último, nombró ayer al presidente de Bancaja, José Luis Olivas, nuevo vicepresidente cuarto de la patronal de las cajas.