JUAN T. DELGADO
MADRID.-
Ignacio Sánchez Galán no está dispuesto a promover una fusión en España, hasta que el Gobierno le ofrezca una mínima garantía de que la operación no será un nuevo «fiasco». El presidente de Iberdrola volvió a rechazar ayer un hipotético matrimonio con Unión Fenosa, pese a la insistencia del principal accionista de las dos eléctricas (ACS).
Tras la presentación de los resultados anuales, Sánchez Galán reiteró que en nuestro país siguen sin darse las «condiciones» ni la «seguridad jurídica» para acometer una operación de este tipo. «Hoy por hoy, con la regulación vigente, no es factible una concentración. No moveremos un solo dedo hasta que no cambie la legislación», aseguró.
El presidente de Iberdrola restaba expectativas a la fusión 24 horas después de que el accionista mayoritario de ACS, la Corporación Alba, animara a Sánchez Galán a impulsar el proyecto. Su presidente, Carlos March, y su homólogo en la constructora, Florentino Pérez, abogan por sumar cuanto antes los activos de la segunda y la tercera eléctrica. Esta operación situaría a ACS como primer accionista del nuevo gigante muy por encima del resto de socios.
La entrada de la constructora ha dado lugar a la formación de un núcleo de accionistas, todos los cuáles defienden las tesis de Sánchez Galán. Por un lado está la BBK (dueño de casi el 10% del capital), que desea mantener su cota de poder en la compañía. Por otro, han aparecido dos nuevos socios que cuentan con el respaldo del presidente de Iberdrola: Alicia Koplowitz, dispuesta a hacerse con el 5%; y el empresario andaluz Nicolás Osuna, que comunicó ayer mismo una participación del 1,05% y ocupará en breve la plaza del BBVA en el consejo de la eléctrica.
No obstante, Sánchez Galán eludió hablar de blindajes y señaló que lo que necesita Iberdrola son «accionistas contentos». También insistió en que su relación con Florentino Pérez es «absolutamente cordial», por lo que negó cualquier «confrontación» con ACS.
Que la sintonía con el constructor sea buena no implica, sin embargo, que Iberdrola no vaya a defender sus derechos. Sánchez Galán argumentó así su oposición a que la Comisión Nacional de la Energía (CNE) concediera derechos políticos a ACS en la junta de accionistas de Iberdrola. Pero no confirmó si recurrirá la polémica decisión del organismo regulador. Eso sí, calificó de «aparentemente contradictoria» la resolución firmada el pasado jueves, teniendo en cuenta los precedentes.
El presidente de Iberdrola también criticó los cambios normativos propuestos por el Ministerio de Industria para las energías renovables. «No se pueden cambiar las reglas en mitad del partido, cuando ya están hechas las inversiones», se quejó. Y advirtió que la incertidumbre jurídica podría acarrear peligrosas deslocalizaciones en un sector puntero de la industria española.
Sánchez Galán desmenuzó el balance de resultados de 2006, que encierra un crecimiento de las ganancias netas del 20,1% (1.660,3 millones). El 32% del beneficio operativo (3.889,7 millones) procede ya de los negocios internacional y renovable.
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