¡Cataplum! Ésa fue la primera noticia de la mañana en el parqué. Los títulos de Metrovacesa se desplomaban cerca de un 20% (un 19,5%), después de haber estado suspendidos dos sesiones consecutivas. Seis horas después, ese desplome había dado un vuelco y la inmobiliaria cerraba con una caída de sólo un 8,4%. El precio de sus acciones se situaba en 107,95 euros, un 42% por encima de los 75,67 euros que ofrecen sus principales accionistas por cada título, y muy lejos del hundimiento que pronosticaron los analistas.
A las 11.00 horas, la campana de apertura de la Bolsa sonó para Metrovacesa. Su valor llegó a estar por debajo de los 100 euros, frente a los 117,85 euros de su último cierre (el viernes). Bastaron unas horas para que el valor empezase a corregirse. En poco más de dos, las acciones superaron de nuevo los 100 euros y la caída se reducía a un 15,23%. Pasadas las 17.00 horas, el ¡cataplum! de la mañana había desapareció. Los títulos de la inmobiliaria sufrieron ayer las consecuencias de la decisión que tomaron su presidente, Joaquín Rivero, y su socio Bautista Soler, junto con la familia Sanahuja, uno de sus principales accionistas, el pasado lunes.
Ambas partes, que controlan el 33,15% y el 39,62%, respectivamente, quieren repartirse la empresa. La Metrovacesa española para la familia catalana, y la filial francesa Gecina para el dúo Rivero y Soler. Las acciones no recibieron con aplausos la noticia, pero tampoco dejaron que la inmobiliaria naufragase.
Su precio de cierre superó el valor que Rivero, Soler y Román Sanahuja ofrecen por cada acción, y la filial francesa demostró su apoyo incondicional a la operación, al avanzar en la Bolsa parisina un 5,28% y cerrar a 149,92 euros por acción, esto es, un 13,7% por encima del valor de canje previsto (129,36 euros).
¿Qué frenó el desplome de Metrovacesa? Los títulos no cayeron lo esperado gracias al pequeño porcentaje de free float que tiene la compañía. Apenas un 13,38% de las acciones de la inmobiliaria cotizan en Bolsa. La mayor compra de acciones la realizó el broker del Banco Santander, que adquirió 116.000 títulos y vendió 118.769 acciones. Los analistas consultados por este periódico coinciden en que un porcentaje mayor de acciones en Bolsa habría desplomado a la empresa.
No obstante, otro de los factores que frenó ayer las pérdidas de la inmobiliaria fue el propio acuerdo firmado por Rivero, Soler y Sanahuja. Con esta decisión, se pone fin a la batalla que los principales accionistas han protagonizado en los últimos 12 meses por hacerse con el control de Metrovacesa. Finaliza así la sucesión de OPA (ofertas públicas de adquisición de acciones) competitivas que Rivero y Sanahuja iniciaron el 1 de marzo de 2006 (ver gráfico adjunto) y desaparece la denominada prima de control que existía hasta antes del acuerdo.
A esto se suma también la buena situación que ha atravesado el sector inmobiliario en los últimos años, así como los numerosos movimientos corporativos que se sucedieron el año pasado. El mercado es consciente de que muchas compañías cotizan gracias a ello.
El consejo de administración de Metrovacesa, reunido ayer, respaldó el acuerdo de división y lo calificó de «bueno». Hoy, le toca al consejo de Gecina mostrar su apoyo. Otra fecha señalada es el 28 de febrero, cuando se nombrará al director general de la sociedad de los Sanahuja, Cresa Patrimonial, Jesús García de Ponga, adjunto al presidente de Metrovacesa. La empresa no podrá repartir dividendo a cuenta en 2007.
Con este escenario de fondo y el mal dato de la inflación en EEUU -subió un 0,2% y se situó en el 2,1%-, el Ibex 35 se vio arrinconado en pérdidas y cedió un 0,65% (14.788 puntos), con sólo ocho valores en verde. El resto fueron números rojos.
