El suceso ocurrió poco después de las 8.30 horas en un antiguo edificio situado en el céntrico barrio de Santa Marina que colindaba con un solar en el que se estaba excavando para construir viviendas y un garaje. La licencia de la obra estaba en regla.

Antonio Sánchez, María Teresa Fernández y sus dos hijos, Antonio, de 12 años, y María Teresa, de 21, estaban durmiendo. «De repente, un fuerte ruido me despertó», explicó ayer María Teresa, la única de la familia que resultó ilesa, aunque tuvo que ser trasladada al hospital en estado de shock. «Abrí los ojos y vi chispazos que salían de los muros y los cables de mi habitación», contó. «Salí afuera y, cuando me di la vuelta, la casa ya no estaba».

La arqueóloga de la obra, Laura Ortiz, explicó ayer que se derrumbaron varias viviendas como consecuencia de las tareas de cimentación en el inmueble colindante.

«Desde que empezaron las obras, hace tres o cuatro meses, en mi casa no se podía vivir, parecía estar en medio de un terremoto», señaló la hija del matrimonio fallecido. Su hermano se encuentra en el hospital en estado grave. Un colchón que cayó encima suyo y formó una pequeña cámara de aire le salvó la vida. La familia ya se había quejado en varias ocasiones de que un día la casa se les iba a caer encima.