Jueves, 22 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6276.
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 MUNDO
EL CONFLICTO IRAQUI / La retirada de efectivos
Blair da un paso hacia la salida de Irak para lavar su imagen
En mayo volverán al Reino Unido 1.600 soldados y en septiembre Afganistán será el país con mayor número de tropas británicas
FERNANDO MAS. Corresponsal

LONDRES.- El primer ministro británico, Tony Blair, anunció ayer solemnemente en la Cámara de los Comunes un plan gradual para la retirada de sus tropas de Irak. Cuatro años después de la invasión, en la primavera de 2003, apenas quedan 7.100 de los 45.000 soldados enviados. A final del verano pueden permanecer tan sólo 5.000 efectivos.

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Los analistas políticos vieron ayer en el gesto de Blair algo más, mucho más, incluso, que una decisión de estrategia militar, marcada por las necesidades bélicas en el Golfo. No. Muchos ligaron un anuncio tan importante a su intención de recuperar todo el prestigio perdido por culpa del conflicto.

La Guerra de Irak ha llevado a Blair a sus cotas más bajas de popularidad y a su partido, el Laborista, al borde de la crisis interna y de perder las próximas elecciones generales. El último sondeo, publicado el martes en The Guardian, pone a los laboristas en su peor escenario electoral desde 1983, entregando el Gobierno a los conservadores liderados por David Cameron, que se sitúa a 13 puntos de su posible contrincante, Gordon Brown.

La opinión pública británica se volvió contra el Gobierno desde los días previos a la invasión, y su rechazo al conflicto se hizo aún más evidente cuando se descubrió y, finalmente, reconoció que no había armas de destrucción masiva, argumento sobre el que se cimentó la invasión del país y el derrocamiento de Sadam Husein. Fue entonces cuando brotaron los carteles Blair=bLIAR (liar, mentiroso) donde el primer ministro aparecía caricaturizado como Pinocho en brazos del presidente de EEUU; George W. Bush.

Apoyo incondicional

La imagen de Blair se vio afectada por su decisión de apoyar incondicionalmente a Estados Unidos, pero su declive se hizo aún más rápido después de los atentados del 7 de julio de 2005. Entonces, 52 personas perdieron la vida en cuatro ataques coordinados en autobuses y líneas del metro de Londres.

El elemento decisivo para que los críticos lo acusaran de haberse convertido en un títere de la Casa Blanca fue el papel tibio que jugó en la guerra entre Israel y el Líbano de julio pasado. Los primeros 1.600 de los 7.100 soldados aún destinados en Irak podrían emprender la vuelta a casa en el mes de mayo. Curiosamente, cuando se espera que un grupo de reemplazo en el que estará el príncipe Harry sea destinado a la zona. Otros 500 efectivos podrían hacerlo a lo largo del verano. Con estos números en la mano, es fácil determinar que el Reino Unido tendrá en septiembre más tropas en Afganistán, en total 6.300, que en Irak , donde quedarán 5.000.

¿Qué implica esta retirada en el escenario bélico? La Administración estadounidense se apresuró a decir ayer, por medio de la todopoderosa secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que «la coalición está intacta». El vicepresidente, Dick Cheney, considera que la retirada de su principal y más sólido aliado no es más que una señal «de que las cosas van bien».

No es eso lo que piensan algunos analistas. El experto de Defensa de The Times, Michael Evans, explicaba ayer: «La retirada de Basora se produce cuando la situación es hoy mucho peor que hace tres años». Evans se preguntaba si pasados cuatro años la presencia de las tropas británicas en el Golfo es o no positiva. Y recordaba las polémicas declaraciones que el general Sir Richard Dannatt, máximo responsable de las Fuerzas Armadas británicas, realizó en octubre pasado: «Nuestra presencia en Irak puede incrementar los problemas que [como nación] estamos experimentando alrededor del mundo. No digo que esas dificultades estén provocadas por nuestra presencia en Irak, pero indudablemente nuestra presencia allí las incrementa».

Wyn Grant, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Warwick, reaccionó ayer al anuncio de Blair de retirar 1.600 soldados asegurando que la Guerra de Irak «perseguirá a Blair durante el resto de su vida y eclipsará su labor como primer ministro».

Otro analista de la Universidad de Londres citado por Reuters, Toby Dodge, indicó que al primer ministro «le gustaría ser recordado como el hombre que modernizó el Partido Laborista y el Gobierno, pero todo quedará sepultado por su inmenso error de invadir Irak». Las tropas británicas se hicieron cargo desde el comienzo de la invasión de Irak de la ciudad de Basora y su área de influencia. La situación no está controlada, el nivel de violencia es alto y continúan los asesinatos y secuestros cometidos por grupos insurgentes.

Pese a reconocer una situación «difícil, peligrosa y delicada», Tony Blair declaró ayer en el Parlamento: «Basora no es como queremos que sea, pero el próximo capítulo de su historia será escrito por los iraquíes». Esto significa que el Ejército de Irak tomará el control e, incluso, que las tropas británicas quedarán siquiera simbólicamente a sus órdenes. El Reino Unido dejará bajo control iraquí el centro de operaciones de Shaibah, a las afueras de Basora, y se acantonarán en la base aérea de la ciudad, donde se encuentra el cuartel general del Ejército, y en el Palacio. Su misión no será ya ofensiva, sino que se centrarán en el entrenamiento de soldados iraquíes, en asegurar apoyo y materiales a las patrullas que controlan la frontera con Irán y, en caso de que así lo demanden las autoridades locales, intervendrán en operaciones puntuales contra los grupos rebeldes.

La decisión de mantener tropas en Irak -donde han muerto 132 soldados británicos desde el comienzo de la intervención- durante 2008 viene a demostrar cómo Blair, que abandonará el Gobierno este mismo año, pretende asumir toda la responsabilidad de la decisión quizá para no perjudicar a su sucesor, que con toda probabilidad será Gordon Brown.

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