Uso y abuso de la libertad de expresión
Sr. Director:
Si los vascos organizan una manifestación en contra de la comparecencia de Ibarretxe ante el Tribunal Superior de Justicia de esa comunidad, están ejerciendo su derecho a la libertad de expresión. Si la Asociación de Víctimas del Terrorismo convoca a una concentración para protestar por la sentencia del Supremo sobre De Juana Chaos, algunos lo comparan con el desacato a la Justicia.
Si un conocido jugador de fútbol defiende públicamente, en un medio de comunicación, la actitud del susodicho terrorista, también es libertad de expresión; pero si otro deportista lleva la bandera de España en sus zapatillas, se le acusa de exaltación del franquismo. Si en el teatro, la televisión o en un desfile del Orgullo Gay se ridiculiza y ofende a la religión católica, es libertad de expresión; en cambio, si los obispos exponen su opinión en contra del llamado matrimonio homosexual, su actitud es tildada de homofobia e intolerancia.
Me parece que la libertad de expresión no es otra cosa que un arma de doble filo que igual puede utilizarse para defender las propias opiniones por aberrantes que sean, como para atacar las del contrario. Lo preocupante es que parece de este derecho que sólo gozan plenamente los tertulianos que disponen del micrófono de una emisora, o los periodistas que disfrutan de una columna en un periódico.
José Pauner. Antella (Valencia).
Cómo se esfuma el dinero de la Generalitat
Sr. Director:
Tanto para rodar películas pornográficas, como para trabajar en la preparación y edición del diccionario sánscrito-catalán (a saber a cuántos indios les es estrictamente necesario aprender catalán), así como para tantos otros gastos inútiles que genera el departamento de Política Lingüística del Gobierno catalán, se dan subvenciones que salen del Departamento de Cultura de la Generalidad (es decir, del bolsillo de los contribuyentes españoles).
Me gustaría saber cuántos donativos recibe ERC de los beneficiarios de dichas subvenciones, pues bien es sabido que se solicitaban donativos a altos cargos y a trabajadores de la Administración, porque las arcas del partido estaban llenas de telarañas, y no hay quien se atreva a darles un crédito, puesto que son un partido sin futuro ni credibilidad.
Luisa Martín Belmonte. Barcelona.
Indignación por las declaraciones de Dragó
Sr. Director:
Ponerse orejas de burro y pedir disculpas en antena, está bien. Pero mucho mejor estaría que Fernando Sánchez Dragó dejara de soltar declaraciones por esa boquita que denigran a los inmigrantes. No han sido las primeras desafortunadas opiniones que el periodista ha pronunciado, ofensivas para cientos de miles de extranjeros que residen en la Comunidad de Madrid.
Y, como se ve que tiene fijación por los inmigrantes, no duda a la primera de cambio en organizar debates en Telemadrid para alarmar a la población de los graves perjuicios que van a producir en el futuro inmediato los inmigrantes, como ocurrió hace pocas semanas con la tertulia que montó en torno a unas tesis tan peligrosas como las del profesor Jorge Verstrynge. Y, en realidad, Dragó tiene derecho a pensar y a decir lo que quiera, pero es poco ético hacerlo mientras dirige un informativo de la televisión autonómica madrileña, de carácter público, y pagada entre todos los ciudadanos, muchos de ellos inmigrantes.
Luis García. Madrid.
Pesar por la soldado muerta en Afganistán
Sr. Director:
Ante todo, quiero aprovechar para transmitir mi pésame y mis más sinceras condolencias a la familia de la soldado que ayer falleció en Afganistán.
Por muy duro que resulte decir esto, cuando los soldados de cualquier Ejército se dirigen a un lugar en guerra saben que tienen muchas posibilidades de ser atacados y de morir durante su servicio. Esto sólo nos devuelve a la realidad de cuál es la verdadera naturaleza del Ejército y cuál es la verdadera naturaleza de la misión para la que nuestros hombres han sido desplegados en Afganistán. Que Zapatero se deje de zarandajas de que nuestro Ejército sólo acude a misiones humanitarias.
Lucas Ferrero. Ciudad Real.
Fe de errores
En la información aparecida en la edición de ayer sobre la recusación del magistrado del Tribunal Constitucional, Pablo Pérez Tremps, se afirmaba que «el Govern prevé dejar las puertas abiertas a la recusación de Jorge Rodríguez Zapata, que, como Pérez Tremps, también participó en la elaboración de otro texto sobre el Estatuto». La frase corresponde exclusivamente a la opinión de la Generalitat y no a la de EL MUNDO.
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