Ron Jeremy es un tipo bajito, regordete y peludo que nunca llamaría la atención con los pantalones puestos. Hace 30 años se ganaba la vida como profesor de educación especial, enseñando a niños autistas, aunque su sueño era emular a Marlon Brando, pasar por el Actor's Studio y conquistar Hollywood con sus más que discretos encantos.
Su novia puertorriqueña, Alison, conocía a la perfección el enorme potencial del chico y le hizo posar tal y como vino al mundo para su cámara. «Si te sientes incómodo lo dejamos», le dijo ella. «Está bien», corrigió él. «¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que todo el mundo vea mis señas de identidad? Trato hecho».
Alison mandó las fotos a la revista Playgirl, para la nueva sección titulada The Boy Next Door (El chico de la puerta de al lado). Ron ensombreció a todos sus rivales, no sólo por la mata de vello que le cubría la espalda y que le hizo ganarse el sobrenombre de El Erizo, sino por las dimensiones de su arma secreta, por la que recibiría después el mote de El Chupacabras.
«Ron, pinga grande», saluda así a los 'fans' hispanos que han venido hasta el Virgin Records de Nueva York a ver y tocar a su ídolo, y a llevarse bajo el brazo el ejemplar recién horneado de sus memorias: El hombre más duro de la industria del entretenimiento.
Su sueño, confiesa, se cumplió sólo a medias, pero a sus 53 años se da por saciado y satisfecho. No llegó a seducir a Hollywood (Kim Bassinger se negó a rodar con él una escena de Nueve semanas y media), pero sí se convirtió en el rey indiscutible de San Fernando Valley, que queda por allí cerca, con películas tan memorables como Sólo para tus muslos, Mayoría Oral y Vixens del Espacio.
Con 2.000 títulos pornográficos, Ron Jeremy ha ascendido por méritos sobrados al pabellón de héroes del otro Hollywood. La revista Adult Video News le ha proclamado como «la estrella número uno» de la historia del porno.
«He hecho el amor con 4.000 mujeres», presume Jeremy en sus memorias. «Pero sólo he amado de verdad a cuatro a cinco... En eso, he de admitirlo, estoy a la misma altura que todos los hombres».
En los años 80, en la cresta de la ola, llegó a rodar 24 películas al año, y el día más duro de trabajo tuvo que dar la talla ante 14 mujeres. Su virginidad en el mundo del porno la perdió en 1978 en Snap, de Chuck Vincent, aunque su verdadera prueba de fuego le llegó con Samantha Fox en Tigresas... y otras devoradoras de hombres. Ahí fue capaz de asombrar no sólo por el tamaño (24,7 centímetros) sino por su envidiable autocontrol.
Cuando le preguntaron el secreto de su resistencia, no se le ocurrió otra cosa que decir: «Sopa de pollo». «Es la penicilina de los judíos», añadió. «La tomo desde niño gracias a mi abuela, y la sigo tomando dos horas antes de los rodajes. Nunca falla».
Su abuela, por cierto, fue la primera en percatarse de la campanada de Ron, cuando salieron las fotos en Playgirl y empezó a sonar insistentemente el teléfono: «Ha llamado una chica y ha preguntado por ti. Dice que tienes un cuerpo estupendo, y yo he respondido que es del todo inapropiado hacerme comentarios sobre tus cualidades físicas».
Ron Jeremy, que tenía 24 años y seguía viviendo en el nido familiar, comprendió entonces que había llegado el momento de emanciparse y no volver a usar su ilustre apellido (Hyatt).
El trepidante ritmo y la esencia misma de su trabajo han marcado también su vida amorosa. Mandy y Karen dejaron huella en su temprana juventud (perdió la virginidad a los 15). Con quien más tiempo duró fue precisamente con Alison, cuatro años. Con Juniper, su última «compañera romántica», acarició la idea de engendrar un hijo.
Nunca contrajo una enfermedad venérea en el ejercicio de la profesión y todos los meses se hacía la prueba del sida. Tampoco ha tenido problemas de conciencia, «porque lo que hago es muy sano y alivia la tensión sexual de mucha gente».
El sexo, en su vida privada, sigue ocupando un lugar prioritario: «Nunca me he cansado ni me cansaré. Me gusta más dar que recibir, y soy muy comilón: mis platos favoritos son la vagina y la lasaña». Su fantasía insatisfecha es la misma que la de Borat: Pamela Anderson. El rey del porno colgó los hábitos en 2001, pero aún ha seguido ejerciendo tras la cámara. Rodó Frankenpene, con el marido castrado de Lorena Bobit.
Y allá donde va, cuenta su histórico encuentro, hace tres años, con Paris Hilton: «Fue en el hotel Chateau Marmont de Los Angeles. Ella estaba con su amiga, la actriz Bijou Phillips, y las dos vinieron hacia mí y me dijeron que querían ver mi pene. Nos encerramos en un cuarto de baño de mujeres: ellas se levantaron las camisetas y yo me bajé los pantalones. Ahí quedó todo. Prometí no contarlo. Pero Paris Hilton se ha ido antes de la lengua y va por ahí diciendo: 'He visto la pinga de Ron Jeremy'».
LO DICHO Y HECHO
«He hecho el amor con miles de mujeres, pero sólo he amado a cuatro o cinco»
1953: Nace en Queens, Nueva York. 1970: Se gradúa como profesor de educación especial. 1972: Actúa en varias obras del off Broadway. 1977: Su novia manda una foto de un desnudo suyo a Playgirl y se publica con gran éxito. 1978: Debuta en el cine porno con Snap. 2000: La revista Adult Video News le nombra «la estrella número uno del porno». 2007: Publica sus memorias, El hombre más duro de la industria del entretenimiento.
