Mañana por la noche, coincidiendo con dicha efeméride, la obra de Monteverdi vivirá la que bien podría ser una de sus lecturas más singulares de la mano del colectivo teatral La Fura dels Baus.

De entrada, el proyecto que capitanea Carlos Padrissa, no tendrá un escenario al uso. No será en ningún espacio teatral ni al aire libre, sino a dos metros bajo el nivel del mar, en el interior de la bodega del Naumon, la nave que la Fura tiene anclada en el Port Vell de Barcelona y a la que quiere otorgar categoría de «centro cultural flotante»

En ese claustrofóbico recinto, de impactante y catedralicia acústica, Padrissa y el joven clavicembalista Angel Villagrassa, responsable de la dirección musical del montaje, propondrán un Orfeo de reducido metraje -apenas una hora de duración- pero que intenta acercarse al espíritu original de las representaciones operísticas y también, al lenguaje furero más auténtico.

Así, el público tendrá que asistir de pie a la representación, que no tendrá más iluminación que la de velas y antorchas. Tampoco habrá un escenario al uso -excepto una pequeña tarima para la orquesta- y los artistas se verán obligados a desplazarse entre los espectadores.

«Después de siete u ocho óperas, este Orfeo es un regalo que nos ha caído del cielo, porque nos ha permitido reencontrarnos con la antigua Fura, la de los comienzos, aunque en este caso la provocación no será el grito sino el silencio», afirma Padrissa.

Para ello, Padrissa ha querido aprovechar las singulares posibilidades estéticas que le brinda la bodega de este rompehielos, construido en Noruega en 1964. El viaje a los infiernos de Orfeo será, pues, el descenso a las entrañas de un barco donde aún cuelgan las cuerdas y poleas que se utilizaban en la época en que éste oficiaba de carguero y que en esta ocasión también estarán al servicio de una puesta en escena que se anticipa «muy furera». De entrada, los cantantes actuarán revestidos «de lodo» y Orfeo no llevara una lira en la mano sino «una guitarrita».

La propuesta musical, en cambio, se desarrollará siguiendo criterios historicistas, pese a los cortes a que se ha visto sometida la partitura o la combinación de instrumentos antiguos y modernos en la formación que la interpreta, Conjunt XXI, integrado por 15 jóvenes instrumentistas, todos ellos alumnos de la Esmuc.

El protagonismo vocal, por su parte, recaerá sólo en tres cantantes: el tenor Ferran Campadabal, que interpretará los papeles de Orfeo y Pastori; la soprano María Hinojosa (Eurídice, La Música, Messagiera, Proserpina) y el bajo Vicenç Esteve (Caronte, Plutone, Apollo.

Está previsto que unas 500 personas asistan al estreno mundial de esta producción -«seremos el único lugar del mundo donde podrá verse el Orfeo ese día», afirma Padrissa- que, de momento, sólo tendrá un segundo y único pase. El día 8 de marzo, pero a él únicamente podrán asistir mujeres.