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La principal cualidad de un líder se ha convertido en la infalibilidad permanente; nunca admite un error (Hannah Arendt) |
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EL APUNTE |
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Un Ciutat de Barcelona |
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ALEX SALMON
Quedo a comer con Horacio Vázquez Rial, que se marcha de la ciudad.Es una noticia triste, aunque me reconforta saber que no tiene nada que ver con una falta de oxígeno. Comemos en el Lasarte de Martín Berasategui. Una ensalada tibia de caballa y unas cocochas hacen nuestras delicias. A una hora prudente descendemos por un paseo de Gàcia burgués, pero turístico. Estudiantes de Erasmus, compradores de Zara y de Valentino. Todo junto. La temperatura es ideal, como dicen en Madrid. Me alegro de que Horacio se marche sólo porque sus hijas se han casado. Me cuenta que en Buenos Aires, hace dos meses, tres jóvenes pasaron a su lado hablando catalán y se emocionó. Llegó a Barcelona en los 70 y al entrar a un bar para preguntar dónde estaba la calle Consejo de Ciento, una señora le respondió: «Què vols, maco?». Ayer por la tarde en el Saló de Cent dieron a tres periodistas de EL MUNDO el Ciutat de Barcelona de periodismo. Después de doce años en esta ciudad, el diario tiene su primer gran reconocimiento. Agradezco al resto del jurado su sensibilidad. Barcelona, siempre caja de sorpresas.
alex.salmon@elmundo.es
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