Periodista 1, dirigiéndose a Fabio Capello: «¿Podría explicar qué pasó con Emerson el otro día?».

Fabio Capello, bastante tenso: «Hemos venido a hablar del partido contra el Atlético. Nada más».

Periodista 1: «Ya, pero Emerson podría jugar contra el Atlético. ¿Va a tomar alguna represalia por su acto de indisciplina?».

Capello, muy tenso: «Emerson es un jugador del Real Madrid y cuento con él».

Periodista 1, insistiendo: «Pero Emerson...», y en ese momento el jefe de prensa del Atlético, completamente tenso, interrumpe: «Sólo preguntas del partido del sábado, por favor. Gracias».

Javier Aguirre contemplaba el inicio de la rueda de prensa conjunta con cara de querer marcharse. Demasiada tensión en un acto pactado desde el inicio de temporada, una comparecencia de los entrenadores del Atlético y del Real Madrid a las puertas del segundo derbi del año, siguiendo el ejemplo de lo que se viene haciendo en Barcelona hace años. El incidente con Emerson -el brasileño se negó a jugar contra el Bayern el pasado martes- era casi la única pregunta que interesaba, y de nada sirvieron los esfuerzos de los responsables de prensa por evitarlo.

Después de unos minutos de tregua, de nuevo Emerson en el micrófono. Tanto se le insistió, que el técnico italiano -que además llegó tarde porque el jefe de prensa del Madrid se perdió- no tuvo más remedio que responder. «Es mentira que se negara a jugar. Él no hizo eso», finiquitó el tema Capello, quien pareció desesperarse cuando otro periodista le dijo: «Entonces, ¿se le olvidó hacer un cambio?». Ahí ya no pudo más. Resopló, se recostó sobre la silla y espero a que se entretuvieran con su compañero de banquillo.

El caso es que Emerson dejó de ser el centro de atención y se habló del motivo de la cita. Mañana por la noche, en el Calderón, juegan el Atlético y el Real Madrid. Con una novedad por encima del resto: si el Atlético gana se pondrá por delante del Madrid en la clasificación a una altura de temporada inaccesible en años anteriores. «En lo poco que lleva la segunda vuelta ya nos enfrentamos a dos rivales de Liga de Campeones, como Valencia y Sevilla, y no pudimos dar la talla. Es nuestra tercera oportunidad y no podemos dejarla escapar», anunció Aguirre, mucho más relajado para entonces, como todo el ambiente del salón habilitado en el hotel donde habitualmente se concentra el Atlético.

Como quiera que ninguno de los dos tenía gana alguna de estar donde estaban, las respuestas fueron las escritas en los manuales de las ruedas de prensa. Tanto que ni siquiera otro de sus muchachos, José Antonio Reyes, consiguió soliviantar de nuevo a Fabio Capello. El andaluz se quejó en una emisora de radio el miércoles de que el Madrid era «muy defensivo». «Yo he hablado con el chico esta mañana y me ha desmentido eso. Él no ha dicho eso», repitió, sin caer en la cuenta de que las emisoras de radio graban sus programas y Reyes sí dijo que el Madrid era muy defensivo. Ocurre que, después del caso Emerson, tampoco era cuestión de insistir mucho más.

Con la boca muy, muy pequeña, el técnico italiano afirmó también que llega al Calderón «con el apoyo de los jugadores», algo que no parece creerse ni él mismo. Está tan despistado que aludió a los dos últimos «buenos resultados» con los que acude el Madrid al derbi. Echando cuentas, los dos últimos resultados son la victoria contra el Bayern y... el empate contra el Betis. «Me refería al último partido fuera de casa», matizó después, con el gesto arrugado, pensando en el partido contra la Real Sociedad (1-2).

Ya pensando, por fin, en el choque de mañana, ambos técnicos dijeron que les vale ganar «de cualquier manera». Lo de jugar bien no tuvieron a bien ni comentarlo. Aguirre quiso quitar importancia al hecho de jugar como local. «Les hemos demostrado a los jugadores, con los números en la mano, que la situación no es tan mala como pudiera parecer», contó para explicar las 12 victorias, tres empates y tres derrotas que exhiben en el presente curso. No le importa tanto al mexicano que su equipo lleve ocho temporadas sin ganarle al Madrid en el Calderón. Entre otras cosas porque los anteriores, dijo, «no dependían de mi trabajo».

Por último, el técnico rojiblanco no quiso entrar a valorar si el Madrid acudirá al Calderón como víctima, dejándole toda la iniciativa al Atlético. Destacó que le preocupa todo del rival, pero especialmente Raúl, una sensación que comparte casi todo el vestuario rojiblanco, empezando por el capitán, Fernando Torres.