Era el día señalado, la jornada marcada para tratar de arrimar el pueblo, la tarde en que enterrar la rabia. Todo en vano. A pesar de que el número dos de Miguel Grima -el alcalde fagotano asesinado el 12 de enero- obtuvo ayer 16 de los 20 votos para tomar el relevo de la vara consistorial, el entorno de Santiago Mainar -el único detenido hasta ahora por el crimen- removió rescoldos viejos y anunció que estudiará impugnar la votación para aclarar el censo.
Llegó y salió Enrique Barcos, el flamante regidor, del Ayuntamiento con el rostro cubierto con una bufanda y se negó a hacer declaraciones. Fue su candidatura (la única) con la vitola del PP, logró la mayoría de los votos y se pensó que aquí paz y después gloria...
Pero tras la asamblea vecinal a puerta cerrada se removieron los cuatro vecinos que votaron en blanco. Alejandro Coloma, uno de los amigos íntimos del ganadero y agente forestal Santiago Mainar, denunció la «diferencia de trato administrativo» por parte del Consistorio fagotano a la hora de empadronar a nuevos vecinos. Algunos de los vecinos que se mostraron más críticos con la actuación de Grima en la Alcaldía expresaron su temor a que se vuelvan a repetir los abusos de poder. De ahí la posible impugnación. De ahí la sombra alargada de Fago.
Lo cierto es que, por pragmatismo, el resto de las fuerzas políticas con representación en el pueblo, PSOE, PAR y CHA, no presentaron candidato alguno en aras al consenso. En medio de una inusitada expectación, la sesión para elegir el relevo duró en torno a 15 minutos. Lo dicho: de un censo de 26 vecinos, acudieron a la convocatoria 20, de los que 16 votaron a favor del candidato del PP y cuatro en blanco.
Será el mal fario o cualquier otra cosa, pero Barcos ya ha dicho que sólo gobernará el pueblo hasta las elecciones municipales del 27 de mayo.
«Esto es un suma y sigue», comentaba ayer a este periódico una persona muy cercana al fallecido Miguel Grima. «Son los mismos de siempre. Están tratando de poner palos en las ruedas de la investigación». Curiosamente, la gente del entorno de Mainar.
Denuncias por coacción
Las pesquisas siguen abiertas y los agentes continúan deshojando una margarita negra y terrible. Tres vecinos han decidido denunciar en un Juzgado de Jaca a cuatro miembros de la Guardia Civil por un presunto delito de coacciones durante los interrogatorios.
Según su abogado, Javier Hernández, los agentes, sin identificarse, sometieron a los tres denunciantes a prolongados cuestionarios de hasta cuatro horas, sin presencia de su abogado y en un clima de «amenazas, intimidaciones, presiones y acusaciones directas».
El letrado indicó que sus defendidos están dispuestos a colaborar con la Justicia y la Policía. «Pero lo que no podemos admitir es que se busque una confesión de la forma que sea», dijo. «Nos vemos obligados a presentar estas denuncias y, a partir de ahora, no responderán más a la Guardia Civil».
Hernández lamentó que sólo tres vecinos, de entre los más afines a Santiago Mainar, hayan denunciado los abusos en los interrogatorios, cuando le consta que son más los que se sienten presionados.