Cartón y papel le sirven a Nati Buitrago para hablar de sus personajes y hacerles partícipes de la materia viva de la que están hechos. Sus mujeres dan fe de ello y son una combinación armoniosa que indaga en el alma de las protagonistas; como el azul de Guggenheim, otra de sus obras destacadas.

En los cuadros de Maribel Sanchidrián merece destacarse la libertad con la que se desenvuelven sus objetos, en muchos casos con vida propia dentro del lienzo, como Comparsa o Dama. Pero en toda su obra es fácilmente apreciable la alegría casi infantil del trazo, que contagia y está patente en formas y dibujos, en colores y contrastes.

Barro y cristal son la materia prima de la ceramista Sonsoles de Rueda. Barro y cristal que ella transforma a su antojo en figuras y sueños de formas geométricas, transparentes, de texturas cambiantes. Begoña García-Serrano demuestra en su obra un trazo enérgico, directo, firme e intuitivo. Se desenvuelve a la perfección en las combinaciones de color, en los fuertes contrastes, arriesgando en las formas y los tamaños. Mención especial para Uro: trazos violentos y marcados, pero libres, que reflejan la imagen de un toro enfrentándose a sus últimas horas. García-Serrano mira de frente a sus criaturas.

En la obra de Begoña Luaces queda patente su irresistible atracción hacia las formas geométricas y los colores poderosos y luminosos; el trazo firme y hasta estudiadamente simple que utiliza en sus creaciones le sirve de excusa para inundarlo de color exuberante y luminoso, lleno de vida, apasionado, sensual... Color que también está presente en sus retratos, donde, sin embargo, deja a un lado el trazo simple para dar rienda suelta a toda su sensibilidad a la hora de plasmar el interior de la mirada que tiene frente a ella.

Materia. Esencia. Transparencia.

Casa de Cantabria (Pío Baroja, s/n). Hasta el 1 de marzo.