Viernes, 23 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6277.
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La principal cualidad de un líder se ha convertido en la infalibilidad permanente; nunca admite un error (Hannah Arendt)
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Absolutamente Divino: 'AD'
ANA CONDA

QUÉ: Celebración del primer aniversario de vida de la revista 'AD'

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CUANDO: Anoche, a las 21:00 horas

POR QUÉ: Arquitectura 'versus' 'glamour'

Mucho rollo cool, mucho trendi y mucho ad lib para que, al final, cual jurelilla en lata en salsa americana. Parecía el camarote de los Hermanos Marx, por no decir un vagón tokiota en hora punta. Lástima que no viniera ningún nipón a tocarme el culo que, con dos chufas, descargaba yo tensiones. Y es que no cabía ni un alfiler en el Consulado italiano, que me flipa tanto esplendor. Es más, hubo quienes abandonaban la cola de entrada tras minutos de espera con el zorro ya raído porque no se cabía. Hasta Mercedes Milá, que no sé qué historias tendrá con los photocalls en general o con éste en particular, tomó las de Villadiego. Y digo yo, más vale que tuviera la misma celeridad a la hora de echarse una mascarilla capilar. Pero ella, ahí es lenta de reflejos. No cabe duda de que la fiesta del primer aniversario de la revista AD estaba siendo todo un éxito. Con premios y todo. Hasta Lady Elena Foster vino directita de Londres a recoger el suyo y hablar sobre los espacios de Madrid que tanto le gustan mientras guiña sus ojitos. Nieves Alvarez, mona monísima, se lo entregaba como mejor interiorista a Luis Galliussi, que me fascinó. Sobre todo, su bandolera de perlas grises y blancas. Nada que ver con Raquel Sánchez Silva soy lo que tricoto. No me digáis que no era para ponerle una mercería. Pero no una mercería como en la que Blanca Martínez de Irujo debió comprarse el lacito de tafetán con el que anudaba su piel rosa maquillaje, hablo de una como Dios manda. Y eso que está guapita. Hablando de lazos, el de Nuria March debía ser de varias yardas pero, como lo combina con un tinte sin matices, me da pereza. En cambio, María León, en plan Courreges, es otra historia. Por cierto, Amenábar. Alex, cari, ¿para cuándo yo protagonista de una de las tuyas?

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