ADRIAN CORNEJO
CUATRO BAJO CERO
Calle de Alcalá, 90. / El local abre todos los días, excepto domingos y lunes, de 20.00 a 3.00 horas. / La entrada es libre. / Amplia carta de cócteles y posibilidad de tomar vino, cava o champán.
Es el verdadero lounge y todo lo que este concepto sugiere: placer, comodidad, elegancia y reunión social de cierto nivel.
Cuatro bajo cero prolonga la ya consolidada tendencia neoyorquina de estos nocturnos «vestíbulos» (traducción literal de la palabra), que mimetizan la sensación experimentada en el hall de un gran hotel y que ya iniciaran locales de nuevo cuño como el Laydown o el premiado Larios Café. La decoración minimalista en la que predomina el blanco y la cambiante luz tenue (ya clásicos en este tipo de lugares) crean una atmósfera cool de serenidad y esbeltez ya conocida que se prolonga sobre los sofás y en la música, fusión de sellos y de labor electrónica en géneros como la bossanova o el jazz.
No obstante, el local incorpora algunas novedades. La más llamativa estará en el exterior. Pendiente de la contratación definitiva, este local será uno de los pioneros en convertir su fachada en un escaparate de marcas exclusivas (de ropa, complementos...).
En poco tiempo, imitando a algunos clubes de Nueva York, la moda se convertirá en insignia de este lounge de Alcalá, distintivo de un público que, sin embargo, no encontrará impedimentos en la entrada por cuestiones de vestimenta. Cuatro bajo cero pretende ser exclusivo, pero por su servicio. Entiende que alguien vaya en zapatillas y camiseta y no disgrega al personal catalogándolo en VIP o no VIP. Salvo reserva previa, los mejores asientos son para todos, cualquiera puede conversar y tomarse en ellos la última copa de la tarde o la primera de la noche (el local abre desde las 20.00 hasta las 3.00 horas).
El público habitual es adulto, a partir de los veintimuchos, con poder adquisitivo y ganas de estar en un sitio confortable, prolongar una cena entre amigos. A ello contribuye la carta de selectos vinos, cavas y champanes que se enfrían en cubiteras distribuidas por la estancia. La copa de martini la inunda el mixólogo de cócteles (tendencia in crescendo en la capital). Clásicos o americanos, soft drinks para los abstemios, todos se sirven bien, con productos frescos y a un precio razonable.
El Cuatro bajo cero pretende erigirse como referente perenne en un barrio, el de Salamanca, salpicado de bares de diseño, pero carente de una ruta nocturna de copas y de un lugar exclusivo y no discriminatorio.
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