El dimitido primer ministro italiano, Romano Prodi, logró anoche un pacto de los partidos de su coalición para intentar salir de la crisis abierta el pasado miércoles tras perder una votación en el Senado sobre su política exterior, según anunció su portavoz, Silvio Sircana. Este programa de Gobierno «no negociable», se plasmaba en 12 puntos y fue aceptado por los líderes de los nueve partidos de centro izquierda y de izquierda que apoyan a Prodi, en una reunión de urgencia que tuvo lugar en la sede del Gobierno.
Así, Romano Prodi «ha recibido un mandato fuerte para continuar con su acción de gobierno», dijo, a la salida de la reunión, el ministro de Exteriores, Massimo d'Alema, cuya política fue la causante de la crisis, tras ser rechazada por una mayoría del Senado.
Los 12 puntos del programa impuesto por Prodi a los nueve partidos que forman su coalición, informa France Presse, van desde el respeto a los compromisos internacionales de Italia, esencialmente en Afganistán, hasta una política fuerte en favor «de la cultura, la escuela, la universidad, la investigación y la innovación», así como al desarrollo de infraestructuras, sobre todo la muy discutida línea férrea entre Turín y Lyón (Francia), según detalló la agencia Ansa.
A la salida del encuentro, otros líderes de la coalición de Gobierno valoraron el pacto. «Hay un acuerdo total de todos», dijo Piero Fassino, líder de los Demócratas Sociales (DS), «para confirmar la confianza en Prodi y un compromiso total para darle un respaldo leal y fuerte».
«Es un gran resultado», afirmó el secretrario de los Comunistas Italianos, Oliverio Diliberto, «y un buen compromiso».
Tras este pacto de todos los partidos que sostenían a Prodi en el Gobierno, Il Professore afronta con mayor fuerza su entrevista con el presidente, Giorgio Napolitano, quien ayer comenzó su ronda de consultas con distintos representantes de las instituciones del Estado y de los principales partidos en busca de una salida a la crisis. Pero la solución no parecía nada fácil. Al menos, hasta el acuerdo adoptado anoche.
Estas consultas continuarán hoy, según dicta la Constitución italiana, y Napolitano deberá decidir hoy si confirma a Prodi en su puesto y le encarga que vuelva a pedir la confianza a las Cámaras.
Ayer, antes de este acuerdo entre las fuerzas de izquierda, Italia entera se preguntaba ¿y ahora, qué? El país buscaba desesperadamente cómo superar su embrollo político.
En la tarde de ayer, Il Professore ya hizo saber, por boca de su portavoz, que estaba dispuesto a volver a llevar las riendas del Gobierno, pero sólo si contaba con una mayoría firme y estable en el Parlamento. Y ése era su gran escollo hasta anoche. La coalición de centro izquierda que lidera Prodi (y que comprende nueve partidos, en un gigantesco abanico que abarca desde democristianos, que se oponen ferozmente al reconocimiento de las parejas de hecho, hasta comunistas recalcitrantes) dispone de una confortable mayoría en la Cámara de los Diputados, pero en el Senado tan sólo tiene un par de votos más que la oposición. Y si no consigue nuevos aliados, un hipotético Prodi-bis estaría condenado a morir en cualquier momento y a que se repitiera lo sucedido el miércoles en la Cámara Alta.
Algunos lugartenientes de Il Professore exploraron ayer la posibilidad de contar con la UDC, un partido de corte democristiano que el miércoles ya se desmarcó de la oposición al abstenerse en la votación en el Senado en vez de pronunciarse en contra, como hicieron Forza Italia, Alianza Nacional o la Liga del Norte. Pero Lorenzo Cesa, secretario de la UDC, lo negó: «No seremos jamás el soporte de este Gobierno», sentenciaba.
Y en la misma línea se manifestaba también Marco Follini, líder de la formación centrista La Italia del Medio y otro de los posibles candidatos a prestar apoyo a Prodi: «Yo no soy un kamikaze. Estoy disponible, pero sólo en caso de que haya un nuevo programa».