DANIEL UTRILLA. Corresponsal
MOSCU.-
El uso de flexos cegadores en los calabozos del KGB quedó obsoleto hace ya muchas décadas como técnica infalible de interrogatorio. Ahora, lo que se lleva es el detector de mentiras, en cuya implantación legal para todo tipo de entrevistas de trabajo están interesados los servicios secretos rusos del FSB, herederos del KGB, que cuentan con un amplio equipo de profesionales duchos en el arte del polígrafo, dispuestos a adoctrinar en la materia. Codo con codo, los servicios secretos y los diputados de Moscú preparan ya un proyecto de ley para legalizar su uso.
A propuesta del FSB, una comisión de la Asamblea Legislativa de Moscú (Mosgorduma) debatió esta semana la cuestión con vistas a regularizar una práctica que ya existe. No en vano, el uso del polígrafo es obligatorio en la selección de personal de los servicios secretos y del Ministerio del Interior, y menudea en según qué organizaciones y empresas privadas, donde su aplicación tiene carácter voluntario.
El catedrático de criminalística de la academia del FSB, Yuri Jolodni, cifró en 50.000 los controles con polígrafo realizados al año en Rusia, el país donde más se utiliza después de EEUU y China.
Si las enmiendas al Código de Trabajo salen adelante, Rusia podría convertirse en el tercer país que legaliza el uso del polígrafo después de Lituania y EEUU, que cuenta con una ley especial desde 1998. Según Jolodni, el temor al espionaje industrial es lo que lleva a muchas empresas a encomendarse al filtro del polígrafo cuando contratan ejecutivos.
«Valores morales»
«Es necesario introducir en el Código del Trabajo la posibilidad del uso de polígrafos», dijo ante los diputados de la Asamblea moscovita el jefe del Departamento Jurídico del Gobierno de Moscú, Guenadi Ponomariov. «La sociedad tiene derecho a exigir a las personas que ocupan cargos importantes la confirmación de su lealtad a la ley y a los valores morales de esta sociedad», dijo el diputado capitalino Valeri Shaposhnikov.
Defensores de derechos humanos consideran un atropello la aplicación del polígrafo en las entrevistas de trabajo, creen que acentuará el desempleo y advierten que sólo revertirá en beneficio del FSB y de sus expertos, que serían los encargados de adoctrinar en su uso a las firmas y organismos interesados. Valentin Gefter, director del Instituto de Derechos Humanos, advierte sobre «los abusos masivos del poder» que puede acarrear el uso generalizado del polígrafo, que -asegura- creará una dependencia del FSB y sus especialistas. Aunque existen escuelas no estatales de poligrafistas, la mayoría de sus miembros suele provenir de los servicios federales de seguridad.
Para quienes menosprecian el arte del polígrafo, otro inconveniente a la hora de extender su uso sería la mala salud psicológica de los rusos. Así lo cree Vadim Balitnikov, vicejefe del Departamento de Derecho de la Asamblea moscovita. «El uso del polígrafo está destinado para gente sana, pero en nuestro país las personas nerviosas y psíquicamente no saludables son el 70%», dice Balitnikov, que estuvo en la misma asamblea donde los representantes del FSB cantaron las bondades del detector de mentiras, eso sí, sin polígrafos en la sala.
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