La principal cualidad de un líder se ha convertido en la infalibilidad permanente; nunca admite un error (Hannah Arendt)
MUNDO
El gesto desconocido de la otra secuestrada
S. H.-M.
Clara Leticia Rojas, 44 años, podría estar ahora junto a su madre en Bogotá. Pero aquel 23 de febrero de 2001 escogió quedarse junto a su jefa. Los guerrilleros que interceptaron el vehículo en el que viajaban le permitieron volver a su casa. Ella declinó el ofrecimiento y se subió al todoterreno en el que se llevaban a la candidata presidencial. El largo cautiverio ha quebrantado la salud de su madre, Clara Rojas, una mujer admirable que ha sobrellevado con entereza su tragedia. «Es imposible conmemorar un aniversario tan triste sin sentir depresión y tristeza», comentó. Pero, en lugar de alimentar rencor, dijo a EL MUNDO que pasa el tiempo «pensando qué haremos cuando regrese, cómo nos vamos a abrazar. Hay que alentar la esperanza».