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El Mundial de las sotanas
ARRANCA EN EL VATICANO LA 'CLERICUS CUP', UN TORNEO PARA SACERDOTES Y SEMINARISTAS ACUDEN 16 EQUIPOS DE LOS CINCO CONTINENTES «QUEREMOS REFLEJAR LA LABOR PASTORAL DEL DEPORTE»
IRENE HDEZ. VELASCO / Corresponsal

ROMA.- Italia es un país que profesa devotamente dos religiones: la católica y el fútbol. Y ambos cultos por fin han conseguido unirse en perfecta comunión. Hoy, Dios mediante, arranca en el Vaticano la Clericus Cup, el primer campeonato pontificio de fútbol reservado a sacerdotes y seminaristas de todo el mundo.Un total de 16 equipos participan en la primera edición de este peculiar torneo organizado por la asociación católica Centro Deportivo Italiano, con la bendición siempre del Vaticano, y que tiene como objetivo promover el espíritu deportivo y los ideales de la solidaridad futbolera.

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Un total de 16 equipos -integrados por jugadores de 50 países de los cinco continentes, incluidos Papua-Nueva Guinea, Ruanda o Vietnam- se disputan el título. Ahí estarán, luchando por hacerse con la Clericus Cup, los aguerridísimos representantes de la orden de San Agustín. O los 11 titulares del Pontificio Seminario Croata. Por no hablar del equipo de la Universidad Pontificia del Laterano, que desde ya antes de arrancar el campeonato mira con indisimulado recelo a sus colegas de la Universidad Pontificia Gregoriana, en lo que muchos consideran como el preludio de un apasionado derbi. Los chicos del Seminario Romano Mayor también competirían por la ansiada Copa, al igual que representantes del Colegio Norteamericano. Y, por supuesto, no faltará el equipo del Vaticano ni el del Vicariato de Roma.

Es verdad que, para que puedan saltar al campo de juego 11 jugadores vestidos de blanco y amarillo (los colores del Vaticano) ha sido necesaria una concesión especial. Dado que la mayoría de los futbolistas que defenderán la camiseta de la Santa Sede no son sacerdotes ni seminaristas, como exige el reglamento, sino simples laicos que trabajan en el Vaticano, la organización del campeonato ha tenido que concederles unos permisos individuales para que puedan disputar el campeonato. Y lo mismo cabe decir de buena parte de los integrantes de la escuadra del Vicariato de Roma.

El campeonato arrancará hoy, a las 11.00 horas, con el emocionante encuentro entre la Universidad Gregoriana (con numerosos brasileños en sus filas) y el Mater Eclessiae (integrado mayoritariamente por mexicanos), que se disputará en el campo de hierba artificial del oratorio de San Pedro.

Entre las ausencias más comentadas está la de los Legionarios de Cristo que, a pesar de que un principio habían manifestado su intención de jugar la Clericus Cup, en el último momento se han echado atrás.

Los 16 equipos participantes en el campeonato han sido divididos en dos grupos de ocho grupos cada uno, que se enfrentarán entre sí durante marzo y abril en un solo partido. Cada tiempo tiene sólo una duración de 30 minutos, y es que los señores sacerdotes tampoco tienen la preparación física de David Beckham. En mayo se celebrarán los cuartos de final y la semifinal, con encuentros de ida y otro de vuelta. Y a finales de junio, en el estadio Marmi de Roma, se diputará la gran final.

Es de suponer que, como buenos representantes de Dios en la tierra, los monseñores futbolistas se comportarán con absoluta corrección y sabrán estar a la altura de las circunstancias. Desde luego, nadie espera ver en este torneo comportamientos deplorables como los que Zidane y Materazzi protagonizaron por ejemplo en la final del pasado Mundial. Quizás por eso, y dando por sentado que los futbolistas se comportarán como angelitos, en la Clericus Cup no se esperan tarjetas rojas. Aunque, según establece el reglamento, el árbitro podrá recurrir a la cartulina azul, que implicará la expulsión del jugador amonestado por un periodo de tan sólo cinco minutos y que saldrá a relucir cuando el futbolista/sacerdote incurra «en una grave grosería en el terreno de juego, falta voluntaria contra un hombre o protestas particularmente vehementes».

Otra particularidad es que, a fin de respetar el día de Señor, los partidos se disputarán en jornadas laborables, jamás en domingo.Y no habrá empates: los encuentros que concluyan en paridad se zanjarán a penaltis.

«Con esta iniciativa pretendemos sensibilizar a los actuales y futuros responsables de parroquias sobre la importancia de la labor educativa y pastoral del deporte», sostiene Edio Costantini, presidente del Centro Deportivo Italiano.

«Visto desde fuera, el deporte muchas veces parece que es algo que divide, pero en realidad une a las personas», subraya monseñor Carlo Mazza, responsable de deportes de la Conferencia Episcopal italiana. «La Iglesia es universal, y la Clericus Cup representa a jóvenes procedentes de todos el mundo. Esperamos poder dar una lección de cómo debe de ser el fútbol», añade Carlo Mazza.

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