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 MADRID
El intercambiador
La España vertebrada de Gallardón
Alberto Ruiz-Gallardón no tira piedra que no caiga nuez. El pasado lunes, se fue hasta Barcelona y soltó allí un discurso de los que hay que guardar. Por la Historia. Ruiz-Gallardón está claro que aspira a mucho más que a repetir como alcalde.Pero desde la Alcaldía de Madrid se puede hacer mucho. Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo
IGNACIO AMESTOY

Hoy puedo decir que he sido ciudadano del ensueño, porque a mi ciudad la he visto entre su pasado y su porvenir», escribió Joan Maragall en 1908, ante la Barcelona que había contemplado y la Barcelona que adivinaba brotando del espíritu modernizador del noucentisme que todo lo revolucionaba desde una nueva perspectiva.

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Pues Gallardón el pasado lunes en el sancta santorum de La Caixa, en el corazón de Barcelona, tentó a los barceloneses para que junto con los madrileños se sientan, nos sintamos, «ciudadanos del ensueño», al «intuir la gran ciudad conjunta que podemos construir» entre todos, «como nuevo centro de la futura vida de España y del Sur de Europa». ¡Nada menos!

El alcalde de Madrid, en su bolo catalán, tuvo bien claro su objetivo, para ahora y, sobre todo, para el futuro: que el eje Madrid-Barcelona sea «un eje para la vertebración de España».¿Quién habló de una España invertebrada? Frente a la interpretación orteguiana, hace casi un siglo, de una España decadente y anárquica, Gallardón habla de vertebración. Ya que los intelectuales no hablan, como él subraya, habla él. Y en corral ajeno. ¿Ajeno? Madrid-Barcelona. Un eje para la vertebración de España, fue el título de la proclama de Gallardón en la Ciudad Condal. ¡Dos programas en uno!

No a las quimeras. La preocupación de Ferraz es Madrid. Lo que pase en Madrid el 27 de mayo va a marcar tiempos y formas. Gallardón, lejos de encuestas, o cerca de ellas, sigue su hoja de ruta hacia La Moncloa. Tira por elevación, dando por supuesto que los ataques profesorales de Sebastián a su hipotético keynesianismo más le benefician que le perjudican. Por otro lado, ¿es que no es keynesiano Sebastián?

Don Alberto Ruiz-Gallardón se ha plantado en Barcelona para decir cuáles son sus poderes ante «un estado de desorientación general que impide que el país avance en ninguna dirección». Mientras Rajoy baja en las encuestas, Gallardón se va a Barcelona a decir lo que una gran parte de la ciudadanía piensa: «Como no hay movimiento, lo que hay es ebullición, en un derroche de energía que no logra poner en marcha la máquina nacional. Bastaría con que España se ocupase de metas concretas y no en quimeras ilusorias -como la reinvención de una memoria histórica parcial o el guiño antisistema- para que dejáramos atrás esta etapa de improductivo desasosiego, reflejado en todas las encuestas». ¡Las encuestas!

Gallardón fue a Barcelona a decir estas cosas por dos razones, porque puede y porque quiere. Desde su liberal-keynesianismo, digamos, sabe que la clase empresarial está con él. Y que el ejemplo de Madrid, convertida en pocos años de capital zángana y burocrática en ciudad activa y cosmopolita, es algo que está sorprendiendo no sólo en el resto de España, sino más allá de nuestras fronteras. O sea, que puede hablar con autoridad. Y, además de poder hablar, quiere hablar.

El nacionalismo catalán... No se cortó Gallardón en Barcelona.Fue a por uvas y tuvo una buena cosecha. Al decir de alguno de los presentes, quedó claro su liderazgo presente y futuro.

¡El liderazgo! Preocupa al alcalde de Madrid el ámbito de la intelectualidad. Por aquello de la vertebración «La potencia económica y sociocultural del país carece de la correspondiente manifestación», quiso decir. Y se atrevió a añadir: «Lo viejo ha muerto, y lo nuevo , lo nuevo ha nacido también muerto. Resulta significativo la retirada de todo apoyo intelectual de cierta solvencia al proyecto del presidente».

Puso el dedo en la llaga del actual Gobierno de la nación, al decir que «lejos de conducirle en triunfo, los dos temas centrales de su agenda han sufrido incontables avatares hasta el fracaso final». Y ahí se mojó a fondo al remachar que, por un lado, «la estrategia de alianzas con el nacionalismo catalán, en su versión más moderada y representativa, le ha dado la espalda». El otro «tema central», el terrorismo.

La virtud del liberalismo. Gallardón continuó insistiendo en el liderazgo, un liderazgo que, según él, una España dinámica está supliendo por sí misma. Y entró en una de las partes más sustantivas de su discurso, sobre todo por el ámbito donde lo pronunciaba: «Paradójicamente», diría el keynesiano Gallardón, «si alguna vez han sido evidentes las virtudes de un sistema liberal, donde la sociedad se desenvuelve razonablemente gracias a un elevado grado de autonomía, es ahora».

Y llevó el razonamiento al terreno que pisaba: «Esto es patente, por ejemplo, en Cataluña, donde nada tiene que ver el marasmo político institucional, tan repleto de accidentes y formulaciones sorprendentes como el nacional -desde las negociaciones de Perpignan al aplauso a los okupas o la petición de legalización de todas las drogas-, con su poderosa, activa y sensata sociedad civil Afortunadamente, la propia sociedad, dentro y fuera de Cataluña, sabe a estas alturas discernir muy bien y comprender que ninguna de esas boutades representa a la tierra del seny, ni a sus gentes, ni a su tradición liberal. Lo que se produce es un déficit de representación y de liderazgo político».

Concluyendo el razonamiento con un estrambote contundente: «Pero Cataluña se sobrepondrá a este tripartito como lo hizo al anterior.Lo único que entretanto perderá es tiempo e impulso. Pero, si es fiel a su carácter laborioso y tenaz, quizá no de modo irreversible».¡El tripartito!

«Dos actitudes hispánicas». Habló Gallardón también por lo menudo, sobre seis objetivos concretos: que si las comunicaciones, que si la inversión, que si un gran eje portuario y logístico, que si el sistema financiero, que si el diseño -¡cómo no!- y que si el turismo Hizo, asimismo, un especial hincapié en la cooperación cultural: el libro de ficción y narrativa en Barcelona, y el libro de texto e infantil y juvenil en Madrid

Pero Gallardón iba a Barcelona a vertebrar y su conclusión fue por ahí. Echó mano del historiador «de la tierra» Jaume Vicens-Vives, quien afirmó que el alma catalana se caracterizaba por dos cosas: franqueza y libertad. Pues desde esa franqueza y libertad, «ahora compartidas», volvió Gallardón a echar mano de Vicens-Vives cuando afirmaba que había «dos actitudes hispánicas básicas: una, la atlántica, encarnada por Castilla; otra, la mediterránea, representadas por Cataluña». ¡Y Madrid y Barcelona «motores de esas dos actitudes», vertebradoras y salvaguardadoras de la octava potencia del mundo! ¡Gallardón, Gallardón!

El 'José Hierro' de Getafe

En esta semana se ha hablado en la Asamblea del Plan de Fomento de la Lectura y su marcha. 500 millones de euros -o sea, más de 83.000 millones de pesetas- no son moco de pavo. Así, el oportuno fiscalizador que es José Antonio Díaz, por el PSOE, ha pedido explicaciones a Alvaro Ballarín, buen dialéctico del PP, sobre cómo va el asunto. Ballarín, responsable de Archivos, Museos y Bibliotecas, contestó que el Plan marcha a la perfección, con datos en la mano. Como en la semana anterior había dado buena cuenta del Centro de Poesía José Hierro de Getafe. El 'José Hierro', que se quiere que sea epicentro de la poesía de la Comunidad, viene actuando a gatas desde 2003, pero en abril se acaba su construcción y en mayo echará a andar de manera independiente Aunque la idea del José Hierro es anterior al Plan de Fomento de la Lectura, será una de sus joyas. La poesía, José Hierro y Madrid se lo merecen.

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