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 MADRID
La mala vida
Ha llegado Angela Bustillo, Miss Cantabria, y ha puesto las bases del concurso patas arriba / Algunas de estas señoritas son tan bellas que no saben hablar / Miguel Rellán es un actor entero
Cómo pasar de Miss a más
ANGEL ANTONIO HERRERA

MARTES, 20 Y MIÉRCOLES, 21

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Antes, las aspirantes a los concursos de Misses no podían haber pasado por el quirófano. Lo pedían las bases. Pero ya se sabe que las bases están para ignorarlas. Ahora viene ocurriendo lo contrario. Rara es la Miss que no está operada. Y más aún: rara es la Miss que, una vez conseguido un título, no se opera a toda urgencia. Antes, las aspirantes a los concursos de Misses tampoco podían «tener descendencia ni hallarse en estado de gestación», según las mismas bases, que son un dechado de cláusulas absurdas y machistas. Pero ha salido Angela Bustillo, Miss Cantabria, y ha puesto de nuevo las bases patas arriba. Claro que a ella, como Miss, la han puesto primero de patitas en la calle. A Angela le han retirado el título porque tiene un hijo. Eso de ser guapa oficial y tener un hijo no puede ser. O sobra el niño o sobra la corona, y ha sobrado la corona, naturalmente. Las Misses llegan operadas al concurso y no pasa nada. En Venezuela, que es el paraíso del tema, las operan a conciencia, en los meses previos a la convocatoria. Yo he estado allí y aquello es una orgía de quirófanos.

Aquí también se operan ya con alegría, y las bases no sirven para nada. Para quitarle el título a Angela Bustillo sí han servido.Un bebé, crecidito o no, se nota más que unas tetas del último catálogo de Corporación Dermoestética. Antes, las Misses decían «mamá, quiero ser Miss». Ahora las Misses quieren ser mamás.O lo son, directamente. Lo que no falla es que las Misses últimas se suelen comprar unos pechos de balconada o una balconada de pechos con los que lucir un wonderbra o wonderbrá, si toca, sin que la gente repare en el wonderbra o wonderbrá. Yo me entiendo y ustedes también.

De modo que lo que toca en estas criaturas es una operación de pecho y luego la presentación oficial (la de la Miss y la de los pechos). Todo, después de ponerse la corona que siempre se cae y soltar la lágrima o lagrimón de rigor. Nunca acabaré de entender por qué siempre llora la muchacha que gana, y no la que pierde, que son todas. La Miss España es también la Miss Llanto. Siempre. La Miss última es siempre la misma Miss, y trae ganas y un cuerpamen que es un avión andaluz o canario de juventud, porque las Misses suelen ser andaluzas o canarias, salvo Angela, que ha salido mamá conflictiva. Lo demás se les supone a todas, que siempre es mucho suponer.

En cualquier caso, y a falta de conocer las habilidades profesionales y las intendencias académicas de una u otra guapa, si las hubiere, la Miss quiere pasar rápidamente de Miss a más. Eso se consigue siempre y enseguida, con un cambio de peluquero y dos juergas de deshora donde haya algún jugador del Real Madrid. Incluso del Atlético. Eso tan tópico y antiguo de que la belleza, profesionalmente, es un obstáculo sólo lo dicen aquellas que, por su propia belleza, no suelen tener obstáculo alguno. Las feas nunca aluden a la belleza que no tienen. Mira uno a izquierda y a derecha, y ve a todas las Misses en vigor colocadas, unas en teleseries, otras en concursos, otras con José Luis Moreno, y otras en el bolo autonómico de la moda o las discos, que siempre es un pico. A su pueblo no se suele volver ninguna. Al novio de provincias tampoco suele volver ninguna, porque todas traen novio de provincias en el hatillo de ágrafas maravillosas, y luego lo acaban dejando por un Míster que pasaba por el camerino o por una Miss o modeli, que algunas salen muy liberadas y las adversidades del gremio unen mucho. Es decir «mamá, quiero ser Miss», y se acabó la mamá, que por otra parte presume mucho de niña en el súper y por Navidad.

Eva González se ha colocado de plantilla femenina del Madrid.Carmen Cervera pasó de ser mujer objeto a ser mujer objeto de arte, como un Picasso o un Matisse, pero en vivo, de las sucesivas colecciones ilustrísimas que regenta o representa. Bárbara Rey siguió en lo suyo, que era sacar el muslo de oro sexual en las pelis, y luego se metió en el matrimonio con Angel Cristo, cuyas secuelas han sido un circo de tres pistas. Amparo Muñoz llegó a ser la más bella del universo, con título acreditativo, y luego se pegó una gira por los abismos de la droga dura, de la que a veces sacaba la cabeza para emplearse de actriz con más talentos que disciplinas. Otras, como Garbiñe Abásolo o Raquel Revuelta, han puesto empresas eficaces que son una factoría de las hermosas últimas. De explotar sus bellezas han pasado a explotar o explorar las bellezas de las otras. Las más recientes, María Reyes, Lorena Bernal, o Helen Lindes, andan todas por ahí pluriempleadas por su cara guapa, haciendo kilómetros de pasarela o estudiando adicción, que es como dicen dicción las que saben decir poco o nada. Algunas de estas señoritas son tan bellas que no saben hablar. Tampoco hace falta mucho más, en cualquier caso, para ser el mejor jarrón, Ming o no, de la fiesta, y aumentar la biblioteca de minifaldas.Que es de lo que se trata.

JUEVES, 22

Creo que fue Fernán Gómez quien insistió en que en este país no te dejan hacer dos oficios de artista a la vez. Y ya no digamos hacerlos bien. Traigo aquí la frase porque quiero glosar la figura de Miguel Rellán, que es actor entero y escritor orfebre, y ambas cosas las cumple con voluntad y rebrillo. Acabo de verlo en la película Días de cine, y ha cuajado una interpretación inolvidable, componiendo el retrato crudo y en pie de un productor de los amaneceres del postfranquismo, entre la picaresca y el destape.El productor se apellida Culebras, o algo así, y es nombre muy propio del rico universo literario de Rellán, que viene de Quevedo y va a Valle Inclán o Cela, y vuelta atrás. Rellán es actor eficacísimo, con físico insólito de actor, y la naturalidad la dobla de trabajo, y al contrario, porque sabe que el genio es una larga paciencia, según aquel lema clásico. Eso sirve para el teatro o el cine y también para la prosa. De modo que es un actor de los que no abundan, con un pie en el talentazo natural y otro pie en el ahínco del afinamiento, bajo ese otro lema lírico, pero cierto, de que la perfección sólo puede ser sucesiva. Como actor está ahora en Días de cine, sí, y también en el Marat-Sade que han montado en el María Guerrero los de Animalario, que son unos salvajes muy leídos. En cuanto a su vocación literaria, no da un grito, pero va siendo copiosa en silencio, porque lo demás es funcionariado de best-seller o bollerillas más o menos solitarias que se dan al vicio del plagio. Lo último fue un memorable libro de relatos, Seguro que el músico resucita, una rueda de textos por donde van y vienen siempre los mismos personajes de una misma familia loca, fantasmal y desbrochada que no es la familia del gran Rellán, pero pudiera serlo. Amo a Miguel desde hace siglos, y sus triunfos son los míos, porque él pasa mucho, pero yo no.

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