SAYED SALAHUDIN / Reuters / EL MUNDO
KABUL.-
Unos 30.000 afganos se manifestaron ayer en lo que fue un centro de ejecución de los talibán para presionar al presidente, Hamid Karzai, sobre una amnistía a culpables de haber cometido crímenes de guerra.
Karzai pidió el jueves asesoramiento legal antes de tomar una decisión sobre este asunto, después de que las dos Cámaras del Parlamento dieran su visto bueno a la medida.
El ministro de Exteriores asegura que la ley contradice los acuerdos internacionales suscritos por Afganistán, que obligan a condenar a los criminales de guerra.
La concentración pacífica tuvo lugar en el estadio de fútbol de Ghazi, donde miles de afganos fueron ejecutados, torturados y recluidos por crímenes contra el islam durante el régimen talibán.
La iniciativa establece una amnistía para criminales de guerra que afectaría, por ejemplo, al ex primer ministro Gulbudin Hekmatiar, quien encabezó un grupo insurgente en contra del Gobierno y de tropas extranjeras. El Parlamento, elegido en 2005, está integrado por señores de la guerra muyahidin, ex comunistas y talibán, entre otros.
La mayoría de los participantes en la concentración eran seguidores de los muyahidin que lucharon contra la ocupación soviética de Afganistán hasta 1992, pero que tras la victoria impusieron su poder de forma violenta. «Quien esté contra los muyahidin está contra el islam», afirmaba Abdul Rab Rasul Sayaf, un líder muyahidin, ahora diputado, que se dirigió a los manifestantes, entre los que había decenas de mujeres.
Los grupos de defensa de los Derechos Humanos pidieron que se enjuiciara a los criminales de guerra, pero los muyahidin consideran que el perdón es una demanda de los afganos tras 30 años de guerra.
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