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| LA POLÉMICA INTERNACIONAL |
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| La noche de los Oscar |
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| 'UNA VERDAD INCOMODA'. El Oscar al Mejor Documental puede ganarlo la cinta del ex vicepresidente de EEUU Al Gore sobre el recalentamiento del planeta. Su triunfo afectaría a la carrera hacia la Casa Blanca. |
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DAVID SEATON
Mañana por la noche muchos nos quedaremos levantados hasta bien tarde con la esperanza de ver cómo la luminosa Penélope Cruz se lleva un Oscar histórico como mejor actriz. Sin embargo, hay otro Oscar, de categoría menor, el de Mejor Documental, que puede ser no menos histórico. El favorito para ganarlo es una película, titulada 'Una Verdad Incómoda', de un ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, sobre el recalentamiento del planeta. Si Gore gana, se llevará una ovación estruendosa con la flor y nata de Hollywood en pie, con primeros planos de las caras más famosas del mundo (de un valor por segundo en pantalla incalculable) y luego tendrá la oportunidad de hablar durante algunos minutos por televisión a toda la Humanidad sobre el recalentamiento del planeta y la Guerra de Irak, a la que él siempre se ha opuesto.Entonces abandonará el escenario en medio de otra ovación estruendosa.Luego, durante la semana siguiente, su Oscar y él serán invitados de los más importantes programas de entrevistas de todas las televisiones, sin excepción. A finales de la semana que viene, posiblemente, toda la carrera hacia la Casa Blanca habrá dado un vuelco Si Gore gana el Oscar, claro.
En esta fase, la campaña gira principalmente en torno al dinero que los candidatos recaudan y lo mucho que anhelan el cargo.La cosa despide un tufillo a Operación Triunfo, que no encaja bien con el clima político de estos tiempos: sombrío, teñido de fracasos y de derrotas, de la confianza traicionada... y de remordimientos. Uno de los remordimientos más profundos que deben sentir Estados Unidos y el mundo entero es que George W. Bush arrebatara las elecciones de 2000 a Al Gore en los tribunales.De haber sido Gore presidente, en lugar de Bush, sabemos ahora que Estados Unidos no habría invadido Irak.
Que algo que alguien ha ganado limpiamente le haya sido literalmente arrebatado de las manos debe de ser una de las experiencias más amargas que cualquiera pueda experimentar en su vida. A diferencia de otros en trance parecido, Gore optó por no desestabilizar el sistema. No demostró ni resquemor ni mezquindad. De ahí pues que ahora sepamos con toda seguridad dos cosas importantes acerca de Al Gore: que no habría emprendido la Guerra de Irak y que tiene una personalidad fiable. ¿Sabemos algo más con un valor equiparable acerca de cualquier otro aspirante a ser designado candidato a la Presidencia de Estados Unidos?
En el recalentamiento del planeta, Gore ha encontrado un tema que preocupa a todo el mundo con independencia de la adscripción partidista y se ha labrado una posición reconocida universalmente como una autoridad en la cuestión. Lo ha hecho paciente y metódicamente.Aún en el supuesto de que no se tratara sino de una estrategia cínica para relanzar su carrera política, demostraría que Gore tiene una capacidad de análisis, de criterio, de autocontrol y de ejecución que han estado ausentes de la Casa Blanca durante mucho más tiempo que los últimos seis años. Al Gore sería probablemente el mejor candidato que se podría presentar ante los norteamericanos en estos tiempos y, después de haber reelegido a Bush, quizá un poco mejor de lo que verdaderamente se merecen.
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