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OPINION
 
EDITORIAL
Un Auto Que Avala La Investigación De La Juez y De El Mundo

La Audiencia de Madrid avaló ayer en un auto el trabajo de investigación de la juez Gemma Gallego al desestimar los recursos de los imputados y confirmar que los mandos de la Policía Científica tendrán que sentarse en el banquillo.

El auto dictado por tres magistrados de la Audiencia es también una rotunda desautorización de las actuaciones del juez Garzón y del fiscal general del Estado. Hay que recordar que Garzón llegó a dictar un auto de exculpación de los mandos de la Policía Científica antes de inhibirse en un caso en el que no tenía competencias.La Fiscalía de la Audiencia Nacional respaldó las decisiones de Garzón contra los peritos, cuya inocencia ha quedado acreditada por la juez Gallego.

La resolución de la Audiencia de Madrid coincide con todas y cada una de las tesis que ha venido defendiendo este periódico, que siempre sostuvo que había serios indicios de un delito de falsedad documental por parte de los jefes de la Policía Científica.No es cuestión de insistir en la campaña de difamación que sufrió EL MUNDO por decir lo que ahora dicen no ya uno, sino tres jueces.También reivindica la posición del portavoz parlamentario del PP, Eduardo Zaplana, criticada en su día por propios y extraños.

El auto de la Audiencia subraya que es irrelevante entrar a discutir si el informe de los tres peritos que vinculaba a ETA con el ácido bórico era o no un documento oficial. Esa no es la cuestión.

Lo esencial -afirman los tres magistrados- es que sí hay sobrados indicios de que el informe elaborado por Francisco Ramírez a requerimiento de sus superiores y enviado al juez Del Olmo era un documento oficial falso.

El auto señala que hay cuatro indicios de que lo corroboran.El primero es que la UCIE había solicitado «el estudio, análisis e informe pericial» sobre el hallazgo de acido bórico, mientras que en el documento enviado al juez sólo consta «análisis de las muestras». El segundo indicio es que el informe afirma que Ramírez se hizo cargo de las muestras a analizar cuando lo cierto es que fue el perito Manrique. El tercer indicio de falsificación es que el informe indica que fue Ramírez quien realizó los análisis cuando la verdad es que no participó en ellos. Y el cuarto es que el propio Ramírez destruyó el sobre original donde constaba el nombre de Escribano como perito designado y lo sustituyó por otro en el que puso el suyo, alterando a continuación con tipex el libro de registro.

El auto señala que Ramírez tenía la opción de haber enviado al juez el informe original de los peritos, suprimiendo las observaciones con las que discrepaba y firmándolo en su condición de jefe.Pero prefirió simular un nuevo documento, siguiendo las órdenes de Andradas, Mélida y Santano, imputado subsidiariamente de un delito de encubrimiento.

Resulta una paradoja que Santano, comisario general de la Policía Científica, se vea acusado ahora de delitos de falsedad y encubrimiento cuando ha sido el responsable de analizar y custodiar pruebas esenciales en la investigación del 11-M. Hay que recordar que la Policía Científica bajo su mando analizó en 2004 el explosivo hallado en la Kangoo, en la mochila, en las vías del AVE y en el piso de Leganés sin que surgieran los rastros de DNT detectados ahora en sospechosa sintonía con su aparición en los focos de los trenes.

El auto de la Audiencia de Madrid pone en cuestión la fiabilidad de este comisario, que, a buen seguro, a partir de ahora dejará de reír los chistes que han surgido sobre el ácido bórico. Seguimos esperando, por último, que los medios que engañaron a sus lectores rectifiquen en honor a la verdad y para restituir el honor de los peritos injustamente difamados.

 © Mundinteractivos, S.A.