-. -
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
-
 OPINION
VICIOS DE LA CORTE
El periquito
RAUL DEL POZO

La política española se resume en un puño y una gaviota. El PP eligió la gaviota, cuyas alas abiertas y majestuosas anuncian libertad; también simbolizan el sadismo: devoran los ojos de los ahogados en las pateras y no buscan aventuras, sino sobras; se alimentan en los basureros.

Sería maravilloso que los símbolos de los partidos se acercaran al vuelo y a la lucidez del búho de Minerva o la lechuza de Atenea, pero la política española vuela bajo, como el grajo, negruzco, de mal agüero, típico del diluvio universal de insultos. Tal vez Mariano Rajoy debiera prescindir, por ahora, del grajo, de la gaviota, y echarle cañamones al periquito, de colores refulgentes, que anuncia el paraíso y las islas de los piratas.

Juan Campmany dirigió la estrategia publicitaria que llevaría a José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa. Campmany se hizo célebre antes del efecto ZP con la teoría del periquito. José Manuel Lara buscaba un publicitario -que además fuera del Español- para encargarle la campaña de captación de socios del club blanquiazul.Juan Campmany le habló con sinceridad a Lara: el Español no despierta pasiones, no ha logrado enraizarse en el establishment de Cataluña.A pesar de todo, Lara le encargó la campaña de publicidad.

Campmany no sabía qué hacer hasta que a sus creativos se les ocurrió una idea mágica, que le expusieron en el siguiente razonamiento: los del Barcelona son culés, los del Madrid, merengues; los del Atlético, colchoneros; los del Athletic, leones, y los del Español, periquitos. Realizaron un spot con periquitos blanquiazules jugando al fútbol, grabaron 1.000 metros de película con esos loros haciendo cabriolas, rematando el balón de todas las formas posibles y, como apoteosis, un periquito acababa con una espectacular chilena.La campaña duró 29 días y cuando aún no había concluido el Español ya había logrado 7.000 nuevos socios.

Cuando descubro que José Blanco está feliz, alegre y confiado con la encuesta del CIS, porque Mariano Rajoy va detrás de Durán, de Llamazares y hasta de Paulino Rivero en la admiración de los votantes, pienso que Mariano no necesita nuevos socios, porque ya tiene muchos; lo que necesita es amor y fantasía, o, por lo menos, como el Español: enraizarse en el establishment de la opinión pública, hacerse simpático, lograr una aura de la que hoy carece y que le condena al empate.

En política, como en el fútbol, aspirar al empate es pretender el juego feo, duro, de zancadillas. Rajoy ya jugó al catenaccio en las elecciones de marzo y perdió. A Zapatero le basta con el empate porque los nacionalistas e IU le auxiliarían y en España no hay segundas vueltas. Los goles del PSOE valen doble. A Mariano Rajoy le quedan pocos meses para atraer el voto volátil y, además, contrarrestar la putada de ZP, que consiste en despertar a los abstencionistas de la izquierda.

En esta época de marketing electoral y vídeo-política, Mariano necesita un periquito para romper el empate.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad