Ocurrió ayer en Rivas Vaciamadrid y, como el las bodas civiles, ofició el alcalde, José Masa. Y Dieguito, Rodríguez Gallardo de apellido, aguantó a sus cuatro meses de edad y aferrado a su chupete un buen número de abrazos y besos acorde con el acontecimiento.

La ceremonia fue breve. Apenas el tiempo necesario para que sus padres y el Ayuntamiento ripense se comprometieran a velar por sus derechos, que en eso consistía el bautismo civil de Diego.

«Conocí la posibilidad de hacer esta ceremonia por el Ayuntamiento», dijo a Efe Rosa Garrido, la madre de Diego, «no lo había oído anteriormente, pero nos decidimos porque no íbamos a hacer un bautizo religioso y esto era una forma de hacer un acto para Diego. Además teníamos la posibilidad de que fuera el primero de los acogimientos».

Todo cuenta al tomar decisiones. Y para respaldar la de Rosa y acompañar a su hijo en un día inolvidable acudieron familiares y amigos, primos, abuelos e incluso su bisabuela, que acudió en silla de ruedas para no perdérselo. «Ahora iremos a tomar un aperitivo con toda la familia para celebrarlo», reveló Rosa Garrido.

«Para nosotros es un orgullo saber que el Ayuntamiento da pasos como éste para realzar la capacidad participativa de todos los ciudadanos de esta villa», dijo el abuelo con voz temblorosa, «quiero que mi nieto recuerde que ha sido el primer ciudadano de Rivas y que toda la familia está muy orgullosa».

También se escuchó la voz del concejal de Infancia, Pedro del Cura, que leyó alguno de los artículos de la Convención de los Derechos del Niño (27 y 12), antes de explicar que la novedosa ceremonia pretende «escenificar el compromiso de los padres y la institución con los derechos del niño y no considerar a éste sólo como un sujeto al que hay que hay que cuidar y atender».

Del Cura matizó que el acto de ayer «es independiente de que (a los niños) los bauticen o los registren, es complementario con todos los demás, lo administrativo, lo burocrático y lo religioso» y que «no es una alternativa a ninguno de ellos».

«El registro municipal es un acto burocrático, obligatorio por ley, que en sí mismo no compromete a nada», añadió Del Cura, «porque los derechos humanos los tiene reconocidos todo el mundo, aunque en algunos casos no se cumplen».

«En todas las sociedades existe algún tipo de ritual mediante el cual se reconoce a las personas recién nacidas, acogiéndolas en la comunidad y queríamos reconocer la condición ciudadana a cualquier persona recién llegada a la comunidad y no esperar a que tenga la mayoría de edad», añadió el alcalde.

El Ayuntamiento de Rivas ofrece esa oportunidad a las familias con hijos con edades comprendidas entre los 0 y 6 años y se materializa con la ceremonia como la de Diego, en la que sella un pacto escrito por el que se comprometen a defender los derechos de los niños y niñas.

A los padres se les entrega una carta de ciudadanía, la Carta Blanca de la Infancia de Rivas junto con algunos artículos recogidos en la Convención internacional de los Derechos de la Infancia de UNICEF y un pack informativo con todos los servicios y programas locales destinados a la infancia.

A los niños, como se produjo ayer con Diego, el Ayuntamiento les regalará una camiseta con un diseño creado para la ocasión, en el que se incluyen las mascotas del Foro Infantil, es decir, un «forito y una forita», y en la que aparece el distintivo «soy ciudadano de Rivas».

Diego es el primero, pero seguro que no será el último en recibirla. Otra de las razones de los bautizos civiles obedece al elevado índice de natalidad en el municipio, donde el 22% de su población tiene menos de 14 años, y el promedio de edad de sus habitantes es de 29,5 años.