ANGEL DIAZ
MADRID.-
Inmersa en un viaje de más de 7.000 millones de kilómetros a lo largo y ancho del Sistema Solar, la nave europea Rosetta pasó durante la madrugada de ayer a tan sólo 250 kilómetros de Marte, en una delicada maniobra que le sirvió para aprovecharse de la energía gravitatoria del planeta y tomar impulso para continuar su misión, que culminará en 2014 cuando se encuentre con el cometa Churyumov-Gerasimenko.
Ésta ha sido la segunda maniobra de asistencia gravitatoria que realiza la nave, lanzada por la Agencia Espacial Europea (ESA) en marzo de 2004. El objetivo es tenerla rebotando de un lado a otro del sistema planetario, en una suerte de billar cósmico, hasta que le llegue el momento de toparse con el cometa, sobre el que lanzará un pequeño vehículo para estudiar su composición sobre el terreno.
La sonda, cuyo coste asciende a 1.000 millones de euros, ha aprovechado su acercamiento a Marte para encender sus instrumentos y tomar algunas impactantes imágenes del planeta rojo, en algunas de las cuales se pueden ver inmensas nubes de polvo o vapores atmosféricos flotando sobre su superficie.
El momento más delicado se vivió, en la madrugada de ayer domingo, durante los 15 minutos que la nave tardó en recorrer la cara nocturna de Marte, ya que no podía alimentarse de la luz del Sol y tuvo que depender de sus baterías.
«Es un gran éxito, así que estamos muy contentos», declaró tras completarse la maniobra Andrea Accomazzo, jefa de operaciones de la nave. Antes de llegar a su destino, la Rosetta tomará impulso gravitatorio otras dos veces, aunque en estas ocasiones será la propia Tierra la que empuje a la sonda hacia su destino.
El estudio de los cometas, objetos antiquísimos que se mantienen casi inalterados, se considera crucial para entender cómo surgieron y evolucionaron los planetas y podría arrojar pistas sobre el nacimiento de la vida, ya que estos cuerpos errantes portan agua y moléculas orgánicas. «Para entender realmente el Sistema Solar tenemos que volver allá donde empezó, y comenzó con los cometas», señaló David Southwood, director científico de la ESA.
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