PACO AYALA
GRANADA.-
La compañía del actor y director de escena andaluz Benjamín Soriano ha llevado la mística de San Juan de la Cruz a las tablas en una apuesta contemporánea, innovadora y singular, pero con un respeto escrupuloso a la época y al medio donde transcurre la narración.
El teatro Isabel la Católica de Granada ha acogido con expectación este trabajo que devuelve al místico castellano a la ciudad que le acogió. El carmen de los Mártires, en la Colina de la Alhambra, fue morada del santo carmelitano y donde escribió parte de su ingente obra.
Con un reparto ajustado, pero muy bien aprovechado, la compañía, creada y dirigida por este actor almeriense, afincado en Sevilla, ofrece en el escenario una valiente y atrevida visión de la vida y obra de Juan de la Cruz, una radiografía humana y espiritual del fraile de Fontíveros.
La obra tiene muy en cuenta la realidad del momento histórico social y no deja indiferente al espectador, quien a poco de comenzar la representación se ve envuelto en una atmósfera mística y convulsa, donde las luchas internas del hombre carmelita protagonizan destacadas escenas sobre las tablas.
Tampoco se ausentan de la trama las cuitas y consecuencias de la reforma carmelitana, con el impulso definitivo dado por Teresa de Avila y Juan de la Cruz. En Tiempo de oscuridad hay una búsqueda de respuestas a una existencia vacía de la sociedad de nuestro tiempo, una actualización de los valores y cualidades de lo más íntimo del ser humano.
Y todo ello transmitido con una sensibilidad que eriza la piel. Desde su nacimiento hasta la muerte, la obra desgrana los estadios de la vida y obra de Juan de la Cruz, dulces y amargos, sosegados y convulsos, oscuros y luminosos.
Con una austera, pero acertada puesta en escena, la representación se articula sobre una cuidada selección de textos de Pedro Villarejo y del propio Benjamín Soriano, con una ajustada musicalidad que mezcla ritmos y géneros, y con una precisa narración de Belén García y Juanjo Costa. Tras esta puesta en escena se vislumbra un trabajo meticuloso de documentación y una original adaptación del vestuario, perfilado por Franca Squarciapino.
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