'El curioso impertinente'
Autor: Guillén de Castro./ Versión: Yolanda Pallín./ Dirección: Natalia Menéndez./ Escenografía: Joaquim Roy./ Intérpretes: Nuria Mencía, Fernando Cayo, Daniel Albaladejo, José Vicente Ramos, Francisco Merino, Arturo Querejeta, Clara Sanchís y otros./ Escenario: Teatro Pavón./ Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Calificación: ***
MADRID.- Anselmo (Daniel Albaladejo) es un verdadero plasta, entendible sólo en la galería de plastas que, junto a personajes memorables, presenta el teatro clásico. La amistad entre él y Lotario (Fernando Cayo), con niveles de renuncia y sacrificio por parte de éste, impensables, es un misterio; a no ser que el infeliz Lotario sea tan imbécil como Anselmo, posibilidad nada desdeñable.
Traigo esto de la estupidez a colación porque ello podría explicar esta obra de Guillén de Castro, disparatada aunque tenga raíces en Cervantes. Una cosa es leer estas peripecias amatorias en la prosa de Cervantes y otra, escucharlas, visualizarlas en un escenario en los versos de Guillén, más interesante por su vida que por su obra. Por cierto, la plasticidad, a través de una compleja escenografía y del vestuario, es de lo mejor de la función.
Yolanda Pallín, que suele aplicar a sus adaptaciones un limpio concepto dramatúrgico, defiende que todos somos herederos de algo o de alguien, lo cual es verdad; por lo tanto, pudiera ser legítimo replantearse y deconstruir obras ajenas, lo cual es menos verdad. Pallín aplica al original un discreto revisionismo por cuestiones de higiene escénica, lingüística y versificadora. Natalia Menéndez atiende con rigor las premisas ópticas y el discurso del verso y de la acción. Lo que ocurre es que El curioso impertinente es un disparate trágico que no hay por donde cogerlo.
Vean ustedes: dos amigos se enamoran de la misma mujer, que da en casarse con aquel del cual no está enamorada, sacrificando al que ama. Anselmo, el beneficiario, somete la incuestionable fidelidad de su esposa, Camila (Nuria Mencía) a continuas pruebas y encarga de las verificaciones y tentaciones al fiel Lotario. Y tanto va el cántaro a la fuente que, zas, se rompe. Las cosas vuelven a su cauce natural: entendimiento entre Camila y Lotario; duelo y tragedia.
Consciente de que, por lo serio, la cosa no es muy creíble, Natalia Menéndez lo lleva por lo cómico. Y aplica una terapia de ducha escocesa desestabilizadora: a veces sainete y a veces drama, que es el registro en que mejor funcionan los intérpretes de El curioso..., en especial Nuria Mencía.
De la conmovedora tensión de la escena amorosa en que Camila y Lotario recuperan su pasión sin dobleces, se pasa a la carcajada. Y hay un momento en que, perdidos los sutiles fingimientos, todos los personajes son más graciosos que los verdaderos, Culebro y Leonela (Vicente Ramos y María Alvarez), quizá los mejor conseguidos.