Pudo ser la semana negra del Barcelona, la de su derrota con el Liverpool y la del descubrimiento de los kilos de más de Ronaldinho. Pero todas las heridas cicatrizaron. Aplastó al Athletic, Eto'o volvió a la titularidad y el equipo se relajó, no sólo por la escasa entidad de un rival que ha vuelto a la zona de descenso, sino también por los graves errores de sus rivales, que le han dejado el camino libre. Al menos hasta el domingo. Cerro muchos debates, y el último se encargó de hacerlo Ronaldinho. Al final del partido se quitó la camiseta, se bajó un poco los pantalones y caminó, sonriente, hacia el túnel de vestuarios, sabedor de que los fotógrafos aguardaban esa imagen. Su aspecto no miente. Muy gordo no parece.
El caso es que el Barça salió fortalecido, también por los despropósitos de los demás. El Madrid ya abrió la racha el sábado, y ayer el Sevilla no pasó del empate en Getafe y el Valencia, que se las prometía muy felices con el gol de Joaquín en Tarragona, se dejó empatar en el último minuto. Ahora, el Barça es líder en solitario, con dos puntos de ventaja sobre el Sevilla y seis sobre el Valencia y el Madrid. El sábado viaja al Sánchez Pizjuán. / Págs. 2 a 9
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