«Lo importante era entrar como fuera», dice Adrián. Sabe que llega con discreción y que hacer ruido será difícil en un equipo como Spyker, antiguo Midland y propiedad del productor padre de Gran Hermano, John de Mol. No le importa: «Tenía que aprovechar la oportunidad». La Fórmula 1 está de moda, sobre todo en España, y en este mundo de patrocinios, segundos en televisiones al rebufo de Alonso y gorras con logotipos, tener acreditación de piloto en el paddock vale dinero. Su misión será afilar el monoplaza en interminables jornadas de entrenamiento y aparecer en algún viernes de gran premio. Tiene apalabrado el de Montmeló, donde incluso podría saltar a la carrera como volante oficial.

Tras cumplir con los protocolos de formación de cualquier aspirante (karts, fórmulas juniors, world series...) corrió la pasada temporada en la GP2, la filial de la F1, bajo la tutela de Adrián Campos, primer padrino de Fernando Alonso. Sin embargo, cuando terminó el curso se vio en paro. Necesitaba encontrar los 1,2 millones requeridos para seguir compitiendo en GP2. En esta división, los pilotos invierten enormes sumas para llamar la atención de Williams, Renault, McLaren o Honda, siempre atentos a la cantera. «No tenía esa cifra, por lo que tuve que optar por otras vías», dice Adrián, discurso sensato desde sus 20 años. Habla como empresario y deportista, necesaria dualidad en este enorme negocio.

En septiembre pasado ya consiguió una prueba con Spyker en Silverstone. Gustó a los responsables. Al frente del equipo se encuentra Mike Gascoyne, una referencia en la dirección de equipos, ex de McLaren, Renault o Toyota. Un tipo con mejor sueldo que muchos pilotos de Fórmula 1. Él, al que no le importa reconocer que el coche de Spyker para 2007 tiene poco que hacer y que el objetivo es 2008, levantó el pulgar a Vallés. Después hubo que hablar de dólares. Su talento rebajó la tarifa de entrada en la escudería. Los cerca de 300.000 euros exigidos los aportaron sus patrocinadores, liderados por el Circuit de Valencia y la Comunitat, entusiasmada con la posibilidad de celebrar un gran premio en el futuro. Nada que ver con el precio impuesto por Spyker al malayo Fairuz Fauzy para convertirse también en probador: seis millones de euros cedidos por el Gobierno y multinacionales de su país para que pasee la bandera.

Vallés, seguidor del Valencia, con pánico a volar y loco por el tenis, contempla esta experiencia como una inversión de cara al futuro. En 2008 entrarán nuevos equipos que necesitan pilotos. Su nacionalidad ayuda. «El nuevo Fernando Alonso», así le llaman en la web oficial de la escudería. «Este año viajaré a las carreras europeas y trataré de aprender todo lo que pueda», dice. ¿Su estilo de pilotaje?: «Soy muy constante, no cometo errores y me preocupo de la mecánica». ¿Su ejemplo? El previsto: «Fernando Alonso ha marcado el camino». Hace una semana se estrenó en Cheste por primera vez con el equipo. Aprobó entonces el examen a la que la Federación Internacional somete a los aspirantes. Rodó 49 vueltas y obtuvo el visto bueno de los comisarios, que sellaron su superlicencia, el permiso requerido para ser piloto de F1.

1985: Nace en Alicante. 1988: Monta por primera vez en un kart. 1995: Campeón cadete de Valencia. 1998: Campeón de España de karts. 2002: Campeón de España en la Fórmula Renault. 2005: Subcampeón de las World Series. 2006: Corre en GP2 y realiza su primera prueba de F1. 2007: Entra en la escudería Spyker como probador.