Lunes, 26 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6280.
ESPAÑA
 
El 'efecto ZPonferradina'
El presidente dio suerte al equipo berciano para vencer al Ciudad de Murcia
F. G.. Enviado especial

PONFERRADA (LEON).- Todavía tocaba en el césped la charanga, dirigida por una especie de Manolo el del bombo en versión berciana, cuando el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llegó al palco de El Tolarín, el estadio de la Ponferradina, de Segunda División. Saludó con el pulgar en alto al abarrotado estadio y se sentó a los sones de «¡A por ellos, oé, oé!».

En la megafonía se anunciaba el sorteo de cinco kilos de marisco entre los asistentes, donados por una pescadería de la localidad, y Zapatero hacía como que leía con interés el papel con las alineaciones de ambos equipos. Como si le importara que, finalmente, Chupri era el portero suplente y un tal Schumacher estaba en el banquillo de los visitantes.

José Luis Rodríguez Zapatero, el mismo que ha mandado acortar las cumbres bilaterales y ha limitado su agenda internacional al máximo, decidió que pasaría la tarde del domingo presenciando el encuentro entre la Ponferradina y el Ciudad de Murcia de la Segunda División. A su lado se sentó el ex futbolista Josep Guardiola, que lleva meses haciendo un documental sobre Zapatero, y le explicó el partido. En un par de tardes también sabrá de fútbol.

Siguió el partido atentamente. Su gesto más llamativo fue echarse las manos a la cabeza cuando los locales fallaron un gol cantado en el descuento y, cuando la Ponferradina marcó, no tuvo ningún inconveniente en ponerse la bufanda del equipo local, quizás pensando más en el frío del Bierzo que en los votos que puede perder en Murcia. La última vez que se le vio con algo al cuello fue un pañuelo palestino y le cayó una buena. En el descanso y al final se dio su buen baño de multitudes y saludos.

Nunca antes un presidente del Gobierno había asistido a un partido de fútbol de Segunda División, pero a estas alturas, ¿alguien duda de que Zapatero no es un jefe de Gobierno como los demás?

El promotor de la paz mundial y de la planetaria Alianza de Civilizaciones se comprometió hace meses con el presidente de la Ponferradina, recién ascendida de Segunda B, a que en cuanto pudiera asistiría a un partido y ahí estaba ayer. Era la primera vez que va al fútbol desde que es presidente. Hace una semana, despidió en Ibiza a Romano Prodi deseándole suerte y, al día siguiente, el primer ministro italiano se vio obligado a presentar su dimisión. Pero ayer sí dio suerte y se comprobó que si la Ponferradina quiere salir de los puestos de descenso no tiene que hacer como todos los equipos, o sea, cambiar de entrenador y confiar en sus estrellas, Borreguero y Vega.

Mejor que siga invitando al presidente del Gobierno. Zapatero es el revulsivo que necesita este equipo. El partido acabó 1-0 para los locales, victoria por la mínima, como le gustan las victorias a Zapatero.

En una ciudad donde gobierna el Partido Popular, el equipo local podrá presumir de ser el único que, estando en Segunda, recibió la visita de un presidente del Gobierno. Recordará el de ayer como el día en que la salida de los jugadores al césped fue cubierta por una docena de cámaras de televisión y los responsables de seguridad y protocolo de La Moncloa hacían lo que podían en tan insólita ocasión. Zapatero es más o menos así.

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