Además de alabarle, Otegi echa un cable importante al presidente del Gobierno al afirmar de manera rotunda que «el Estado español no tiene que pagar ningún precio político a ETA» ni tampoco a Batasuna porque, si así fuera, «no habría solución» a la violencia. «Si nos situamos en la ecuación el fin de la violencia comporta que hay que pagarle un precio político a ETA, no habría solución. Eso equivale a plantear la rendición del Estado. También habrá que preguntarse qué precio político tiene la no paz», apuntó.

El dirigente de Batasuna estima que el atentado de la T-4 de Barajas, que costó la vida a dos ecuatorianos, es un fenómeno coyuntural. Sin embargo, también admite que tras la explosión del aparcamiento «el Gobierno tiene motivos para desconfiar de la interlocución con ETA». A pesar de todos los impedimentos, Otegi insiste en que «el proceso no tiene alternativa».

Según su criterio, Batasuna quiere hacer política en términos democráticos, lejos de las armas y se plantea cambiar «un tablero de confrontación» por otro de «seducción».

El líder abertzale critica duramente la postura del PP y asegura que el proceso irlandés avanzó con más agilidad porque los dos grandes partidos mantuvieron una posición común. A su juicio, los populares han hecho «bandera electoral» de la cuestión y su objetivo es sabotear el proceso para intentar volver al poder.

En su opinión, el proceso se ha desarrollado en malas condiciones porque el PSOE y Zapatero han tratado de mantener un cierto equilibrio mirando de reojo al PP para no molestarle demasiado. Otegi también anunció que su formación tiene «la firme voluntad» de presentarse a los próximos comicios municipales.