MARTA MIERA. Especial para EL MUNDO
JERUSALÉN.-
En una de las incursiones israelíes de mayor magnitud desde hace meses, decenas de jeeps, bulldozers, vehículos blindados y excavadoras del Ejército hebreo irrumpieron ayer en la ciudad cisjordana de Nablus con el objetivo de detener a nueve milicianos palestinos. La operación del Tsahal coincidió con el descubrimiento, el día anterior, de un laboratorio de fabricación de explosivos en esta misma localidad. Ayer las fuerzas armadas hallaron seis bombas y un misil robado al propio Ejército israelí en otro depósito de armas.
Ya por la mañana las calles de la principal ciudad comercial palestina estaban totalmente desérticas, las tiendas cerradas, las clases en los colegios y en la universidad suspendidas y un estricto toque de queda era impuesto a cerca de 50.000 personas que viven en la casbah, el casco antiguo de Nablus.
Primero, por medio de altavoces y octavillas los soldados del Ejército israelí instaron a los palestinos a que informasen sobre el paradero de los nueve milicianos buscados. Después, las tropas del Tsahal se hicieron con el control de las emisoras de radio y televisión locales, y ordenaron a los habitantes que permanecieran en sus hogares, al tiempo que advertían que la operación y el toque de queda durarían varios días.
Condena de Abú Mazen
Una vez cerrado el paso a los dos hospitales Rafidia y Al Watani, los soldados registraron casa por casa toda la zona en busca de los sospechosos. Treinta viviendas destruidas, 16 personas heridas y decenas de palestinos detenidos fue el saldo de este primer día de incursión, según informó la agencia Efe. Los milicianos palestinos respondieron al Ejército israelí con una lluvia de piedras, bloques de cemento y bombas incendiarias. Dos soldados resultaron heridos como consecuencia de la explosión de un artefacto.
La condena por parte de las autoridades palestinas fue inmediata. En un comunicado, la oficina del presidente Abú Mazen calificó de «escandalosa agresión» la operación israelí. «La comunidad internacional debe comprender que Tel Aviv, con su agresiva política en los territorios palestinos, amenaza cualquier oportunidad de estabilidad en la región», rezaba el texto. Saeb Erekat, asesor del presidente y principal negociador palestino reprobó una «incursión militar» que «dificultará los esfuerzos en vista al alto el fuego con Israel».
Mientras, en la Franja de Gaza, Ghazi Hamad, portavoz del Gobierno de Hamas, acusó a Tel Aviv de querer obstaculizar la formación del nuevo Ejecutivo de unidad nacional acordado en la Meca, el pasado 8 de febrero, por los dirigentes palestinos. Lo ocurrido «indica que Israel quiere transformar en fracaso aquello en lo que nosotros nos hemos puesto de acuerdo en la Meca», sentenció el portavoz del movimiento islámico.
|