Lunes, 26 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6280.
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Pasajeros 'al desnudo'
Una máquina de rayos X instalada en el aeropuerto de Phoenix para detectar armas reproduce el contorno de los viajeros, que no están obligados a pasar por ella
CARLOS FRESNEDA. Corresponsal

LOS ANGELES.- La máquina de rayos X se llama SmartCheck y tiene la capacidad de desnudarte antes de embarcar en el avión ante los ojos de los agentes de seguridad, a la busca de pistolas, armas y explosivos ocultos en cualquier parte del cuerpo. La acaban de instalar en el aeropuerto de Phoenix, en Arizona, y antes de fin de año llegará al JFK de Nueva York y al aeropuerto de Los Angeles.

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La Unión de Libertades Civiles (ACLU) ha denunciado la medida como una intromisión excesiva en la privacidad, el equivalente a un desnudo virtual de los pasajeros, y ha reclamado al Congreso que detenga su implantación generalizada en los aeropuertos estadounidenses. «A nadie se le va a obligar a pasar por ella», advierte Nico Meléndez, portavoz de la Agencia de Seguridad en el Transporte (TSA). «La decisión será voluntaria al 100%, y, si el pasajero no se siente cómodo, siempre podrá optar por el cacheo o por el registro manual».

El SmartCheck aspira a ser el complemento idóneo del detector de metales. Por él pasarían, en principio, sólo aquellos pasajeros que disparan las alarmas a su paso por el convencional arco metálico. Los pasajeros seleccionados para una segunda inspección deben ponerse durante 45 segundos frente al dispositivo, del tamaño de un armario, primero de espaldas y luego de frente, con las manos en alto y con las palmas hacia arriba.

Usando un sistema de baja radiación, el SmartCheck (literalmente, «registro inteligente») es capaz de dibujar no sólo el contorno de los pasajeros, sino sus pliegues y sus bultos más comprometidos: desde el ombligo a los michelines, pasando por los pechos y por los órganos sexuales.

La TSA ha advertido, sin embargo, que la intimidad del pasajero se respetará con el uso de un software especial que difumina los contornos y que permite sin embargo detectar la presencia de «cuerpos ajenos» como cuchillos o pistolas. Los agentes encargados de manejar las máquinas y de tratar con los pasajeros no verán directamente las imágenes, que serán analizadas en una sala aislada, a unos 10 metros de donde se produce el registro virtual.

Los primeros SmartChecks, que hasta ahora se han usado principalmente como dispositivos de seguridad en la entrada a las prisiones, entraron en funcionamiento el pasado viernes en el Sky Harbor de Phoenix, donde estarán durante 90 días de modo experimental. Las reacciones de los pasajeros han sido muy diversas durante los dos primeros días de funcionamiento. El primero en probarlo, Kenneth Johnsson, de 64 años, confesó a The New York Times que no sólo no se sintió intimidado, sino que su experiencia fue hasta cierto punto liberadora.

«Tengo implantes de titanio en los hombros y en una rodilla y siempre disparo las alarmas cuando paso bajo el detector de metales», admitió Johnson. «He viajado por todo el mundo y me han tenido que registrar manualmente muchas veces. Esto es mucho más fácil», añadió.

Otras pasajeras, como Kara Neal, de 36 años, prefirieron sortear el invento: «Me parece que es una violación de los derechos personales; yo prefiero que me cacheen antes que pasar por esto».

El Smartcheck ha provocado también dudas por sus potenciales riesgos para la salud. El fabricante, American Science and Engineering, asegura, sin embargo, que las radaciones emitidas son mucho más bajas que las de un aparato convencional de rayos X con fines médicos: unos 10 microRem por pasar por el escáner, o el equivalente a la radiación que ese mismo pasajero recibirá luego, en apenas dos minutos, volando a 30.000 pies de altura.

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