M. I.. Especial para EL MUNDO
TRINIDAD (BOLIVIA).-
Evo Morales asegura que la tragedia que vive Bolivia «es responsabilidad de los países ricos que no respetan el protocolo de Kioto». El presidente boliviano les culpó de «destrozar el medio ambiente de la Tierra con programas de industrialización irresponsables, que luego tienen que soportar los países pobres».
Sin embargo, el fenómeno cíclico de El Niño se remonta, según los estudios, a 11 milenios atrás y se produce por un cambio en los normales movimientos de las masas de aire. Esto provoca efectos en las corrientes marinas del océano Pacífico, que a su vez afectan a las precipitaciones. Según los científicos, no tiene relación probada con el calentamiento global por causa del hombre.
El Niño se está cebando con los países andinos, especialmente con Bolivia. Mientras la mitad altiplánica del país sufre heladas, sequías y granizo, la mitad tropical se inunda. Hace diez años, el 70% de Bolivia quedó bajo el agua. Y fue precisamente este fenómeno el que obligó, en los 80, a emigrar a Morales desde su pueblo andino natal, Orinoca -donde El Niño mató a la mitad del ganado y heló las cosechas de patata-, hasta los campos tropicales de Cochabamba. Esa tragedia climática marcó el destino de Evo, empujándole a la lucha sindical cocalera.
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