MIQUEL GIMÉNEZ
Este es un país en el que se eleva el tono de voz de manera notable, pero ¿no han notado un aumento progresivo de los decibelios?. La cosa empezó en los programas de telebasura donde, si no chillabas, no te volvían a llamar. Tengo para mi que los políticos, ésos pobres seres dejados de la mano de Dios, vieron en el chillido una manera original de hacerse notar. Hombre, siempre es meritorio que tu capitoste te diga en el Parlament o el Congreso: «Caramba, Peribáñez, el otro día vi tu intervención y hay que ver que pasión ponías, qué voces, como atronabas el hemiciclo». Claro está que al capitoste y al electorado lo que vociferará el tal Peribáñez se la trae al pairo. Pero lo importante es chillar, agitarse, rebullir en el escaño. Eso da una impresión de actividad física, que no intelectual, pues si buena parte de nuestros padres de la patria usasen el caletre más que la laringe, otro gallo nos cantara.
Si será contagioso lo de dar voces que ahora nos llega la moda también a los periodistas. Está el patio que no hay quien se asome. Se gritan los unos a los otros y como que hacen de sus cuitas elemento principal, los políticos están alicaídos porque comprueban que, puestos a chillar, nosotros lo hacemos mejor.A mi me preocupa porque, teniendo unas elecciones municipales encima, como a los candidatos y candidatas les de por vocear, esto va a parecer un mercadillo.
Ustedes dispensarán, pero los de la derecha ponen más empeño en el grito. Si será así, que lo ponen en el cielo, cosa que no debe sorprender a nadie porque sabido es que la derecha cree tener el patri- monio de la cosa divina. Y aunque la izquierda ande bastante bien de voz en Cataluña en los últimos tiempos, tantos años murmurando en voz baja han de notarse por fuerza.
Curiosamente, una persona que tiene fama de poco habladora como el President Montilla se ha revelado en el Parlament como un orador de mucho cuidado. En las sesiones de control al Govern, a la que la oposición se descuida, ¡zas!, les mete unos cortes dialécticos que los deja como el bacalao sin remojar.Eso sí, lo hace sin gritos ni aspavientos, cosa que es muy de agradecer.
Ahora bien, si aquí aún se guardan ciertas formas, aunque cada día que pasa nuestra derecha local se vuelva más agreste y montaraz, lo de Madrid es de fuera de concurso. Un día de éstos, alguien de la bancada popular va a morderle el cuello a un ministro o ministra del gobierno. No vean como les increpan, insultan y gesticulan groseramente, o sea, todo un repertorio que envidiaría el mismo Marcel Marceau. Pero no dan argumentos.Malo. Cuando un partido ha de recurrir a la descalificación personal, al insulto soez o la pura y simple mentira, es que les falla algo. Y lo que les falla es que Zapatero se consolida como Presidente de España y Montilla como President de la Generalitat. Donde los agoreros de la derechona hacían profecías vaticinando catástrofes y discrepancias, ven con estupor y rabia que sólo hay obra de gobierno y trabajo.
Líbreme Dios de imaginar lo que van a decir cuando pierdan las elecciones municipales. Se van a tener que comprar el Maria Moliner para encontrar palabras. Porque la derecha sabe que si pierden éstos comicios hay socialismo para rato. Un consejo: compren algodón al por mayor porque, si los resultados son los previsibles, la derecha parecerá el Orfeón Donostiarra, pero en desafinado.
|