Fue allí donde el consejo de administración de la empresa eléctrica TXU acordó vender la compañía a dos fondos de inversión de capital riesgo por 45.000 millones de dólares (34.000 millones de euros). Los dos fondos, KKR y Texas Pacific Group, van a reducir los planes de TXU de expandir sus operaciones en el sector de la energía eléctrica a base de carbón. En lugar de 11 centrales térmicas que generen electricidad quemando carbón -con altísimas emisiones de CO2- TXU sólo construirá tres. La empresa también promete reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero a los niveles de 1990 en 12 años.

Convencer a Hollywood de que dé un par de estatuillas a una película ecologista es fácil. Convencer al fondo de inversión KKR y a TXU de que tengan en cuenta el medio ambiente en una operación de 34.000 millones de euros es un milagro. Y atentos, porque, si hay algo que represente lo que John Maynard Keynes llamó «los espíritus animales» del capitalismo es el fondo de capital riesgo neoyorkino KKR. Y si hay algo que simbolice los espíritus más animales de EEUU es Texas.

Gore ha logrado todo esto indirectamente, gracias al éxito de Una verdad incómoda. Así que, tras este éxito, ¿a qué espera para intentar el asalto a la Casa Blanca? Más aún cuando ha recibido una nueva inyección de popularidad tras los Oscar. Sobre todo porque, como dijo Donna Brazile, su jefa de campaña en 2000, en relación a su posible candidatura para 2008: «Esperad hasta la noche de los Oscar. Si Al Gore ha perdido 10 o 15 kilos para entonces, sólo Dios sabe lo que puede pasar».

El problema es que el esmoquin a medida no deja ver la masa corporal de Gore. Así que por ahora no hay indicios de que quiera presentarse a las elecciones. Pero otras mediciones -las encuestas de la opinión pública- revelan que su popularidad sigue subiendo, y le sitúan como el candidato favorito del ala izquierda demócrata, precisamente la que le abandonó en 2000, por considerarlo demasiado centrista.

Lo único claro es que quienes esperaban que Gore anunciara su candidatura en la entrega de los Oscar se han quedado con las ganas. Y todo indica que el interesado no ha cambiado su posición al respecto, marcada por una calculada ambigüedad. El domingo, en Hollywood, dijo: «No tengo planes para volver a presentarme [a la Presidencia]». Claro que no es menos cierto que hace un año decía que «no descarto totalmente» volver a tratar de ganar la carrera por la Casa Blanca. Ahora, su éxito en Hollywood -y en Dallas- tal vez le haga reconsiderar esas palabras.