FERNANDO MAS. Corresponsal
LONDRES.-
La ironía, una pléyade de abogados, un puñado de buenas razones y una dosis de magia le han servido a JK Rowling, la archimillonaria autora de Harry Potter, para poner contra las cuerdas ni más ni menos que a eBay, la casa de subastas por internet.
La escritora empezó en 2004 una lucha intensa para evitar que Baazee, la filial india de eBay, consintiera la venta de ejemplares falsificados a través de su página. Lo acaba de conseguir. El Tribunal Superior de Delhi ha fallado que se prohiba la venta de esos libros de pega hasta, al menos, el 23 de mayo, fecha en la que se reanudará el proceso judicial.
Rowling estaba un poco harta de tanta competencia desleal y de hacer ricos a otros con su talento. La escritora tiene un diario en internet donde publica de vez en cuando pequeñas noticias que alimentan el morbo sobre las nuevas aventuras del joven mago. Por ejemplo, desveló que uno de los personajes de su próximo y último libro, Harry Potter and the Deathly Hallows, muere. Del mismo modo dejó constancia de que tan esperado volumen saldrá a la venta el próximo 21 de julio.
Pues bien, el pasado 29 de septiembre escribió en su ciberdiario: «Ya sé que hemos hablado de esto antes, pero en una reciente visita a eBay (sí, de vez en cuando me tomo un descanso) me he dado cuenta de que los falsificadores no han logrado mejorar mi firma. Recordad que estos certificados de autenticidad no tienen valor alguno».
La defensa de eBay ha sido cerrada. La firma, que tiene unos beneficios de 2.000 millones de libras al año (3.000 millones de euros), no ha abierto aún la boca ante el fallo judicial. Pero meses antes, según adelantaba ayer The Times, ha dejado claro que no tiene nada que ver con las subastas y que tan sólo es un espacio abierto al libre mercado. Unos venden y otros compran. Sin más.
Los abogados de Rowling, con Akash Chittranshi a la cabeza, defienden que si eBay permite la venta de material ilegal desde su página, entonces ha de asumir su responsabilidad.
El problema que se le viene encima a eBay es considerable. Nunca antes un particular o una empresa -Rowling quizá ya sea más un imperio que una sola persona- había conseguido una sentencia en estos términos. Por tanto, el fallo puede animar a otras compañías a pedir daños y perjuicios por las subastas on line de falsificaciones en esta o en otras páginas.
Lo hicieron en septiembre Christian Dior Couture y su empresa hermana Louis Vuitton. Presentaron en París una demanda contra eBay por valor de 37 millones de euros. En este caso la denuncia argumentaba que el sitio de subastas no era contundente en el control de la venta de material faslficado a través de su página. Lo mismo hizo la famosísima joyería Tiffany's de Nueva York el pasado mes de febrero. Los dos casos se debaten en la Justicia.
Las palabras irónicas de Rowling en su ciberdiario advirtiendo a los incautos de la venta de ejemplares falsos eran parte, incluso, de esa batalla por frenar el negocio de unos desalmados capaces de aprovecharse de un pobre niño mago.
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