Roger Federer agota los elogios y pulveriza las marcas. Lleva así exactamente 161 semanas. Con 25 años, una cabeza prodigiosa, una capacidad de perfección difícilmente comparable y un brazo derecho que no es de carne y hueso, sino de titanio, carbono y fibra óptica, el suizo sigue batiendo marcas y proponiéndose metas.
Esta semana, efectivamente, cumple 161 semanas por delante del resto de sus colegas. La cifra sería sólo una más si no fuera porque con ella supera la marca de uno de los tres o cuatro tenistas más grandes de la historia, el estadounidense Jimmy Connors, curiosamente hoy entrenador de Andy Roddick, uno de los más enconados perseguidores de Federer.
Connors logró en su inmensa carrera profesional (la más longeva que se recuerda en el tenis moderno -22 años-) la friolera de 109 títulos, además de 54 finales disputadas. En todo ese tiempo, en que tuvo que pelearse el cetro mundial con jugadores de la talla de Bjorn Borg, John McEnroe, Ivan Lendl, Stan Smith, Ilie Nastase o Vitas Gerolaitis, Connors acumuló las 160 semanas a caballo entre la década de los años 70 y los 80.
Federer, a sus 25 años y sin noticias sobre un posible bajón en su impecable juego, se ha marcado inmediatamente una meta que sonaría a atentado a la lógica si no se tratara de quien es: superar las 286 semanas que otro genial estadounidense, Pete Sampras, acumuló a lo largo de su espectacular carrera (18 títulos del Grand Slam). Sampras, eso sí, no logró esa impresionante marca de forma consecutiva, ya que él tuvo que compartir sus años de gloria con tenistas de la talla de Boris Becker, Stefan Edberg o Andre Agassi, por ejemplo.
«La verdad es que me siento muy emocionado porque no es un récord más, sino un honor», comentó Federer horas antes de superar, no sin complicaciones, al danés Kristian Pless en la primera ronda del torneo de Dubai, la primera cita en la que compite el suizo (segunda del año), después de conquistar en Melbourne hace unas semanas el Abierto de Australia (su 10º gran título -46 victorias en total- que ha conseguido desde que se hizo profesional, en 1998).
«Pero no me comparéis con Connors porque él ganó muchísimos títulos», dijo a los periodistas. «Es verdad que su carrera en activo fue las más larga de la historia, pero no los hubiera conseguido si no llega a ser por su fe en sí mismo y el cuidado que tuvo en su preparación física», apuntó.
Cuando le recordaron las 286 semanas de Sampras, no se cerró la puerta a la posible hazaña: «Creo que es un sueño prácticamente imposible de lograr y que estará en pie durante muchísimo tiempo, pero yo no quiero renunciar a nada».
Federer tiene una espina clavada en su prolífica carrera, pero no tanto como se pudiera pensar: ha ganado, y varias veces, todos los grandes torneos, pero nunca Roland Garros (con Nadal como su máximo rival). «Bueno, me gustaría lograrlo, pero no se encuentra entre mis prioridades. Soy consciente, en cualquier caso, de que la gente estará muy atenta a lo que pueda hacer en París esta temporada. Eso también me gusta», afirmó. Su gran obsesión sí es lograr su cuarto título consecutivo en Wimbledon. Este año ha ganado en Australia, así que si lograra los otros tres grandes torneos se convertiría en el tercer tenista en lograrlo, tras el estadounidense Don Budge y el australiano Rod Laver.