M. GOMEZ
El mercado no digirió ayer las cuentas de 2006 de la aerolínea de bajo coste Vueling, cuyos títulos se dejaron un 4,71% al cierre de la sesión. La compañía, que ayer presentó resultados, duplicó sus ventas hasta los 235,53 millones de euros, pero perdió 10,77 millones, un 1,9% más que en 2005.
Pese a cerrar el ejercicio con números rojos, el consejero delegado de la firma, Carlos Muñoz, se mostró satisfecho con la mejora del ebitda (beneficio antes de intereses, impuestos, amortizaciones y depreciación y alquiler de flota). En concreto, se situó en 28,01 millones de euros en 2006, un 1614,9% más que en 2005.
Muñoz también se congratuló por el volumen de pasajeros transportados en el pasado ejercicio, que crecieron un 77,8% hasta 3,51 millones.
La joven aerolínea considera que estos resultados avalan su modelo de negocio. De hecho, sus previsiones apuntan a que despedirán 2007 con más de seis millones de clientes y unas ventas de 425 millones de euros.
La compañía insiste en que este año será de pérdidas con una previsión de beneficio neto de 24 millones de euros.
Este fuerte crecimiento estará apuntalado por el plan de expansión previsto por la empresa a corto plazo. Su objetivo es terminar el año con una flota de 25 aviones y más de 50 rutas operativas. De hecho, Vueling confía en abrir su primera base fuera de España el próximo verano. Milán, Roma o París son los enclaves que la empresa baraja para estrenarse en Europa.
Para acometer su expansión, la empresa negociará con los grandes constructores aeronáuticos, Airbus y Boeing, la compra de 40 aeronaves que comenzaría a incorporar a partir de 2009. A precio de catálogo, el pedido ascendería a unos 2.600 millones de euros.
En cuanto a los proyectos para el mercado español, Vueling apostó por ubicarse en la nueva terminal del aeropuerto de El Prat en Barcelona. Por otro lado, la competencia del tren en la ruta entre Madrid y Barcelona no presenta mayores peligros para el operador de bajo coste. El máximo ejecutivo de Vueling subrayó que el precio será uno de los mejores factores para mantenerse como una buena elección frente al tren. En su opinión, el ferrocarril no es competitivo frente al avión si el desplazamiento sobrepasa las tres horas de duración.
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