El coordinador general de Izquierda Unida emplazó al Gobierno y al Ministerio del Interior [de quien depende la Dirección General de Instituciones Penitenciarias], porque, según dijo, «ha llegado el momento de superar la ambigüedad y de tomar una actitud firme con De Juana Chaos».

En su opinión, la única manera de evitar que este etarra se convierta en «un mártir» para sus defensores, o en un «símbolo de la venganza» para quienes reclaman que siga en prisión, es permitirle que acabe de cumplir en libertad condicional lo que le queda de condena.

Dirigiéndose al Gobierno, Llamazares afirmó que «para ser fuerte no hace falta ser vengativo». Y recordó que las leyes hay que aplicarlas con «sensibilidad social», tal y como establece el Código Civil, es decir, teniendo en cuenta las circunstancias sociales de cada caso.

El secretario general del PP, Angel Acebes, también se refirió ayer al etarra De Juana Chaos, pero en sentido totalmente contrario a Llamazares.

«No sé si lleva tres días sin comer o comiendo, porque un día se hace una fotografía tumbado y otro día de pie, uno se pone la sonda y otro se la quita y la anterior huelga de hambre fue con jamón york», afirmó. «Pero éste es un chantaje de un asesino sanguinario y de ninguna manera hay que someterse a él», añadió.

El caso del etarra De Juana Chaos, la concentración que convocó el sábado pasado en Madrid la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) y unas declaraciones del portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, este fin de semana sirvieron ayer para mantener la polémica entre las distintas formaciones políticas.

Concentración de la AVT.

Angel Acebes lamentó que, mientras miles de víctimas pedían al presidente del Gobierno que estuviera con ellas, José Luis Rodríguez Zapatero se dedicaba a «cruzar elogios» con Arnaldo Otegi, el portavoz de una organización terrorista».

En su opinión, lo que está haciendo el presidente del Gobierno es «lavando la cara a Batasuna» y «abriéndole la puerta» para que pueda presentarse a las elecciones municipales del próximo mayo.

El Comité de Dirección del PP analizó ayer los últimos acontecimientos políticos, y su diagnóstico no deja lugar a dudas: «Los acontecimientos vienen a confirmar que Zapatero se aleja cada día más de las víctimas del terrorismo y se acerca cada día más a Batasuna», afirmó Acebes.

Gaspar Llamazares, por su parte, expresó su respeto hacia el derecho que tiene la AVT a manifestarse. Pero opinó que la concentración del sábado pasado forma parte de la estrategia del PP de implantar «una democracia de excepción» como contraposición a un Estado de Derecho que debe ser «capaz de hacer justicia y de ser humanitario».

Arnaldo Otegi.

Angel Acebes y Gaspar Llamazares coincidieron en una cosa: Batasuna tiene que condenar la violencia y alejarse definitivamente de ETA para poder presentarse a las elecciones y participar en la vida política.

Otegi ha declarado este fin de semana, en una entrevista al diario La Vanguardia: «El Estado español no tiene que pagar un precio político a ETA ni a nosotros», en referencia a Batasuna.

Acebes afirmó que esas palabras significan «lo mismo» que han dicho siempre Batasuna y ETA: exigir la anexión de Navarra al País Vasco, la autodeterminación y la amnistía para que salgan los presos etarras a la calle.

«El requisito básico y fundamental para que Batasuna se pueda presentar a las elecciones es la desaparición y disolución de ETA», manifestó.

Llamazares opinó que esas declaraciones de Otegi son «políticamente interesantes», porque significan cierto distanciamiento respecto a lo que siempre ha defendido Batasuna, pero añadió: «Le falta el paso de llamar al fin de la violencia, de desmarcarse definitivamente».

«Estoy convencido de que, si eso es así, el Estado y el Gobierno serán generosos, flexibilizando la ley de partidos».

La manifestación.

El PNV y el Gobierno vasco aseguraron ayer que los graves incidentes que tuvieron lugar el pasado sábado en Bilbao, ante el intento de celebrar una manifestación prohibida del movimiento pro amnistía, fueron premeditados y «previamente buscados», incluso «con ansiedad», y culparon directamente a los dirigentes de la izquierda abertzale de haber «forzado la máquina al extremo» para conseguirlos, informa Belén Ferreras.