A. D. B.
MADRID.-
Paradojas de la vida, uno de los pocos cementerios islámicos que existe en toda España fue creado por Franco. El regalo del general al Reino de Marruecos, destinado a enterrar a los soldados de la Guardia Mora, se ha convertido en un objeto de deseo para la comuniadad musulmana.
En la madrileña localidad de Griñón recibían sepultura los soldado marroquíes que morían en los campos de batalla próximos a Madrid, durante la Guerra Civil. Ahora, los miles de nuevos inmigrantes de origen marroquí pueden convertirse en sus futuros usuarios cuando fallezcan.
En la necrópolis hay unas 800 personas enterradas siguiendo el rito musulmán, en contacto directo con la tierra y mirando a La Meca.
El cementerio islámico despierta poca curiosidad entre la población de la tranquila localidad, que lo ha asumido con toda naturalidad. De hecho, la necrópolis musulmana y la cristiana están pegadas la una a la otra y conviven en perfecta armonía. El cementerio cuenta además con una mezquita, que también está situada a pocos metros de la Iglesia, como se aprecia en la fotografía.
La necrópolis es bastante campestre, rudimentaria y muy austera, ya que las creencias musulmanas no permiten la colocación de adornos. Una empleada del Consulado marroquí, que apenas habla castellano, se encarga de vigilar y adecentar las tumbas, que se encuentran bastante cuidadas con sus inscripciones en árabe. Sin embargo, la comunidad musulmana cree que este cementerio es insuficiente, ya que es privado y está gestionado por el Consulado de Marruecos.
El enterramiento de un musulmán conlleva un ritual determinado: el cuerpo se lava, embalsama y amortaja y después, es colocado sobre el costado derecho en una fosa, directamente en la tierra.
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